Y se abandonó. Enrique Ponce simple y sencillamente estuvo genial en una tarde de inspiración, volviendo a enmendar su amor con La Plaza México y otorgando dos regalos de mucho sentimiento con las faenas que cuajó. La primera premiada con dos orejas y la otra, que debió ser de orejas y rabo pero fue empañada por el mal manejo de la espada, por lo que únicamente dio una monumental vuelta al ruedo.
GANADO
Al cierre de la presente edición se habían lidiados toros de Los Encinos, dos para rejones de buen recorrido, el resto para los de a pie. Destacaron (segundo y sexto, de arrastre lento; y 6) que fueron sensacionales y gloria a su criador.
En sus marcas, listos... este es el cartel de la Temporada Grande
BRILLANTE
Pablo Hermoso de Mendoza regaló al público de la plaza una labor a su más pura inspiración de rejoneo clásico, haciendo gala de todas las suertes. Se superó en su segundo toro con una actuación más entusiasmada, más variada y haciendo gala recursos. Un rejón de muerte, y oreja.
MAGISTRAL
Enrique Ponce, destellos con la capa. Tras brindis a don Alberto Bailléres, el diestro se dio a la tarea de crear arte y magia. Con la diestra e izquierda desmayadas, Ponce toreó de la forma más celestial que pueda existir, conjugándose a la perfección con un toro de una calidad fenomenal y recorrido cadencioso. El toro no dejó de ir al envite, con nobleza y calidad. Pases por derecha de la misma dimensión. Culminó con sus clásicas poncinas para luego dejar un espadazo casi completo que bastó. Dos orejas a petición y arrastre lento al toro, a petición también.
VALENTÍA
Con su manso segundo toro, convirtió el posible desgarriate en destellos de oro. Con la muleta nuevamente se anotó una faena de mucha intensidad, pese a que el recorrido de este animal fue menor, pero su calidad muy superior. Le hizo una labor con pases de todas marcas que pinchó.
Sergio Flores, variado con la capa y muleta, mostró valor espartano. Estocada fulminante para cortar una oreja.
VOLTERETA
Luis David, labor que algunas veces tuvo eco, otras silencio, Bernardinas en las que no se salvó de una voltereta y concluyó luego de dejar un espadazo. El juez, alegre, le soltó las dos orejas, con lo cual puso al parejo la labor de su hermano Joselito.