Para los mexicanos el 21 de marzo es una de las fechas más significativas, no sólo por la tradicional entrada de la primavera, sino por el nacimiento de uno de sus personajes más ilustres como fue uno de sus más queridos presidentes: Benito Juárez García.
El indio zapoteco originario de San Pablo Guelatao, Oaxaca, llegó a ser conocido como El Benemérito de las Américas, y a 152 años de su muerte aún sigue siendo recordado debido a la trascendencia de su gobierno.
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Eso sin olvidar el impacto político, económico, cultural y social que su imagen ha tenido por dos siglos.
Por algo se dice con frecuencia que su legado está más vivo que nunca, y más ahora que se trata de consolidar un movimiento nacional como la Cuarta Transformación, en cuyos principios están las doctrinas juaristas.
El término “cuarta transformación” se refiere a la visión del presidente Andrés Manuel López Obrador para marcar relevancia histórica en el país, con la que pretende impulsar una transformación a la altura de otros tres momentos clave en la historia de México.
Momentos claves en la transformación de México
De esta manera, el primer movimiento de transformación fue la guerra de Independencia, que inició en 1810 y concluyó en 1821, un movimiento encabezado por Miguel Hidalgo y José María Morelos contra el vínculo colonial que duró 300 años y marcó los primeros pasos para proclamar la abolición de la esclavitud.
Después, el segundo movimiento es la Guerra de Reforma, un periodo de transformación comprendido entre 1858 y 1861 encabezado por el presidente Benito Juárez, quien el propio López Obrador ha calificado de el mejor presidente en toda la historia, ya que impulsó las Leyes de Reforma para separar la Iglesia del Estado y llevó a la formación de un Estado nacional basado en el orden constitucional.
Mientras que el tercer movimiento es la Revolución Mexicana, una lucha en contra de la dictadura de más de 30 años de Porfirio Díaz. Ese movimiento fue liderado por Francisco I. Madero y Emiliano Zapata. Al final del conflicto, se promulgó la Constitución de 1917, que rige actualmente en el país.
Benito Juárez, su impacto en la historia y la sociedad
Por ello, Juárez ha sido emblema de principios, justicia, lucha, resistencia e inclusive de paz, a pesar de que su época no estuvo exenta de luchas e invasiones, que lo harían inmortalizar su frase “El Respeto al Derecho Ajeno es la Paz.
Conocido como el Benemérito de las Américas, es una figura histórica que cualquier mexicano puede identificar, en especial por su aparición en aquel billete azul de 20 pesos y recientemente el de 500.
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Su impacto en la historia ha sido tan grande que los terceros lunes de marzo son días de asueto en México cada año con el motivo de la conmemoración de su natalicio.
Inclusive uno de los programas sociales más importantes de este gobierno federal lleva como nombre “Becas Benito Juárez”; mientras que a nivel local en el ámbito educativo debe destacarse la trascendencia de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), que emana del antiguo Instituto Juárez erigido aún en la avenida 27 de Febrero y que es considerada la Casa de la Cultura de Tabasco.
Libertad religiosa, uno de los legados de Benito Juárez
Innegable es el reconocimiento que hacen en torno a su legado las asociaciones cívicas y religiosas que año con año asisten en caminata al Parque que también lleva su nombre en el corazón de la capital tabasqueña.
“Lo recordamos por el tema de la libertad religiosa que promovió en su mandato”, señala Julio César Pérez Lázaro, presidente del Comité Cívico Cultural de Tabasco.
En esta ocasión el homenaje se adelantó al 18 de marzo, y acudieron integrantes de iglesias evangélicas de todo el estado.
"Su legado es importante porque necesitamos que le pongamos atención a la familia, como la parte fundamental de la sociedad, si no hay familias integradas no puede haber ciudadanos firmes, con valores”, expresa.
A Juárez lo recuerdan representantes de las diferentes iglesias apostólicas, proféticas, adventistas, nueva generación, presbiterianas, además de integrantes de la Gran Logia de Tabasco, ya que no hay que olvidar que el expresidente perteneció al movimiento de los masones.
¿Por qué es importante el legado de Juárez?
De acuerdo a la historiadora Josefina Zoraida Vázquez, en su obra Juárez el Republicano, su figura es un caso extraordinario en la historia, ya que nacido en el seno de una etnia monolingüe y aislada de la sierra de Oaxaca y de humildes orígenes, fue capaz de forjarse una sólida y ascendente carrera que lo llevaría hasta el primer puesto de la República.
Don Benito ha sido seguramente el único presidente conocedor del derecho canónico y civil y capaz de leer latín, inglés, y francés.
Juárez gobernó durante catorce años en medio de una guerra civil y una intervención extranjera, determinantes para consolidar el régimen republicano y con ello, el futuro de México. Su convencimiento de la necesidad de multiplicar las escuelas llevó Benito a fundar un verdadero sistema de instrucción pública, para que con ello un mayor número de mexicanos tuviera un mejor futuro.
Benemérito de las Américas
La vida de don Benito Juárez se entre tejió con los con los difíciles años de la construcción del Estado Mexicano; por eso tenemos que seguirla paralelamente a su desarrollo, para comprenderla dentro del complejo contexto nacional. La admiración por su firmeza en la defensa de sus principios liberales y de la soberanía nacional, traspasó las fronteras de México. En 1865, el Congreso de la República de Colombia le rindió un tributo en reconocimiento a su lucha contra el imperialismo francés; el 11 de mayo de 1867 el Congreso colombiano lo declaró “Benemérito de las Américas”, cita la escritora en su obra editada en 2005 como parte del bicentenario de su nacimiento.
Don Benito construyó su imagen de civil republicano, estoico y austero, capaz de enfrentar la adversidad con la impasibilidad de un verdadero estadista. Para mostrar la distancia que separaba a un gobierno civil y liberal de la dictadura santanista que le había precedido, eligió la austeridad como sello de su gobierno.
Los primeros años de Benito Juárez
Benito Pablo Juárez nació el 21 de marzo de 1806 en Guelatao, Oaxaca, sus padres Marcelino Juárez y Brígida García. A pesar de nacer en un rincón de la República Mexicana, la vida de Benito Juárez transcurrió paralelamente a la de la nueva nación; pudo aprovechar las nuevas oportunidades que ésta le ofrecía, a pesar de las profundas desigualdades de su sociedad. En 1809 Benito quedó huérfano, pasó a vivir con sus abuelos y luego con su tío, con la ayuda de su hermana y un hombre honesto con el oficio de encuadernador don Antonio Salanueva éste lo envió a la escuela Real, con el tiempo Don Benito mantuvo sus anhelos de aprender Gramática.
Con el tiempo su protector lo apoyó para seguir estudiando la religión, el 18 de octubre de 1821 sin conocimiento de gramática castellana “ni de las materias de la educación primaria” inició el estudio de la gramática latina el Seminario “en calidad de capense” es decir como alumno externo.
Al tiempo que se fundaba el estado mexicano, Juárez iniciaba sus estudios formales en el seminario de Oaxaca. Su inquietud natural seguramente lo hizo un atento observador de los acontecimientos nacionales y los oaxaqueños. Aunque el joven zapoteca debe haberse concentrado en el aprendizaje de la gramática latina y que los aprobó en agosto de 1823 con excelente aprovechamiento.
Pero las inquietudes mexicanas se habían polarizado con la caída del imperio y el regionalismo pareció fragmentar la nación. Oaxaca, Zacatecas, Jalisco y Yucatán se declararon estados libres y soberanos.
Juárez y los liberales
Los liberales se opusieron en Oaxaca, lo que permitió la promulgación de algunas leyes que favorecían la libertad.
Una de ellas resultaría fundamental para la carrera de Don Benito y para la transformación de ese estado: “el establecimiento de un colegio civil que se denominó Instituto de Ciencias y Artes”, totalmente libre de la influencia de la iglesia y que habría camino a las nuevas carreras con intereses laicos.
En Oaxaca, el liberalismo no fue campo de liberales como en otros estados, sino que se extendió por todos los estratos sociales y étnicos. De esa manera, comerciantes y abogados coloniales acaudalados se convirtieron en liberales destacados, pero también grupos medios y populares.
Gracias a que Don Benito contaba con el título de abogado con patente oaxaqueña, la legislatura decidió nombrarlo como magistrado interino de la Corte de Justicia, cargo que ocupó por poco tiempo, pues la caída de los radicales, sería desterrado a Tehuacán por algunos meses. Su destierro fue revocado y Juárez pudo volver a Oaxaca al ejercicio de la abogacía.
Juárez reconocía que no todos los curas eran codiciosos, pero a los que lo eran, no era fácil someterlos a las leyes. Juárez, convencido de la justicia de sus quejas, procedió a presentar el caso ante el Provisorato, el tribunal eclesiástico. El asunto era un caso difícil después de la suspensión de las reformas dictadas en 1833.
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Como expresaría él mismo, la experiencia confirmó su “propósito de trabajar constantemente para destruir el poder funesto de las clases privilegiadas”.
Contexto de las Leyes de Reforma
Juárez decretó las Leyes de Reforma en un complejo contexto. Sus principios liberales eran firmes, pero su sentido político le aconsejaba no atizar el incendio. Aunque las diferencias de su gabinete eran de matiz, eran importantes Juárez y Ocampo querían someter a la iglesia el poder civil, pero no aniquilarla como pretendía Lerdo.
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Sin embargo, la hora de la reforma definitiva había llegado y el 12 de julio de 1859 publicó los decretos que nacionalizaban los bienes del clero, la separación de la iglesia y el estado, la exclaustración del clero regular y la extinción de corporaciones eclesiásticas; el 23 de julio, se estableció el registro civil de nacimientos, matrimonio y defunciones y el 31 la secularización de cementerios.
Don Benito Juárez como ser humano tenía grandes virtudes y grandes pasiones; fue buen ciudadano, hombre común curioso, inquieto que gozaba con la música y el baile, buen esposo. Desde luego su carrera es única si contamos su origen en un lugar remoto, en medio de mexicanos marginados y al que voluntad y disciplina le permitieron conquistar el saber y elevarse por encima de sus contemporáneos. Juárez supo aprender de sus experiencias y convertirse en verdadero estadista y, sin duda fue el hombre que el país necesitaba en esos momentos cruciales.