Villahermosa, Tabasco es poseedor de la más grande colección de piezas pertenecientes a la cultura olmeca, la cual permanece en el parque Museo La Venta, el cual fue diseñado, organizado y montado de manera exclusiva para su exhibición, siendo también hasta el momento el único museo al aire libre en Latinoamérica.
Las piezas que se encuentran en el lugar, fueron descubiertas por los arqueólogos Frans Blom y Olivier La Farge en 1925, en la Venta, Huimanguillo.
La actividad petrolera que se dio en 1950 a raíz de yacimientos petroleros cerca del lugar, así como la marcha urbana comenzó a afectar el ambiente y puso en riesgo los monumentos.
Por esta razón, a iniciativa de Carlos Pellicer Cámara se inició el rescate de un gran número de piezas arqueológicas, trasladándolas a la capital tabasqueña.
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Debido al tamaño y peso de las piezas, y a que no podrían caber en ningún recinto ya existente en Villahermosa, Carlos Pellicer solicitó un terreno que pudiera acondicionarse, en lo que eran las orillas de esa capital estatal, localizada junto al Río Grijalva.
Después de gestionar y estudiar las posibles sedes, encontraron un lugar para albergarlas, la cual se trataba de ocho hectáreas de selva ubicadas a la orilla de la Laguna de las Ilusiones.
Se decidió nombrarlo La Venta, por el lugar donde fueron encontradas las piezas. Para su traslado se usaron principalmente cuerdas, troncos y fuerza humana, hazañas que fueron documentadas mediante imágenes y que son exhibidas en el museo.
La fase más intensa de traslados se realizó entre julio y agosto de 1957 y fue abierto al público el 4 de marzo de 1958.
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El área arqueológica es la más extensa y representa la parte principal del parque con 33 monumentos arqueológicos entre altares, estelas, cabezas colosales y 33 monolitos que datan de los años 1300 a 200 a.C.
Carlos Pellicer pidió que los caminos del museo fueran marcados con huellas, par trazar la ruta que se tomó para encontrarlos.
Entre las piezas arqueológicas expuestas se encuentran una serie de 3 cabezas colosales de fuertes rasgos estéticos, esculturas menores, altares tallados en piedra con efigies de gobernantes, piedras recortadas y talladas dispuestas a manera de pisos formando mosaicos con figuras, grandes mascarones y restos de la cubierta de una tumba olmeca, a base de grandes columnas basálticas, entre los que se destacan: La Cabeza de Jaguar, el Mono Mirando al Cielo, el Jaguar Humanizado, el Gran Altar, el Mosaico de Jaguar, el Rey, la Cabeza Colosal, el Altar con Ofrenda, la Abuela, la Cabeza de Viejo y el Altar del Sacrificio Infantil.
Complementan su contenido alrededor de 421 especies de fauna viva, entre mamíferos, aves y reptiles, además de la flora representativa de esta región tropical.
Aunque todas ellas proceden de La Venta, fueron elaboradas en distintas fechas, en un lapso aproximado de seiscientos años.
Las piezas en el museo no están colocadas en orden cronológico, sino de acuerdo a la ubicación y orden en que fueron encontradas en la zona arqueológica, y se encuentran clasificadas en cuatro grupos: altares, estelas, esculturas exentas y las impresionantes cabezas colosales.
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En 1985 se hizo un gran esfuerzo para rescatar y conservar los vestigios que están en el Parque, con el Proyecto de restauración y conservación de los Monolitos Olmecas. Existe actualmente un programa permanente de conservación y restauración de las 33 esculturas que se exhiben en el museo.
Debido a las afectaciones que sufrió la Cabeza Colozal en el 2007 por inundación, en el 2017 se llevó a cabo el traslado de la emblemática pieza a una nueva base, la cual está construida a dos metros de distancia de donde se encontraba originalmente.