Cómo el poeta Percy Bysshe Shelley dijo alguna vez, “La poesía es un recuerdo de los mejores y más felices momentos de los mejores y más felices ingenios.” Y justamente celebrando el trabajo de los poetas y narradores de nuestra cultura latinoamericana, traemos para ustedes el invaluable trabajo del poeta Juan Hernández Ramírez.
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Activista de las causas de los pueblos originarios, veracruzano de origen náhualt, maestro bilingüe y castellanizador, es una de las columnas de la cultura patrimonial, quien busca salvaguardar la riqueza cultural de diversas etnias.
“A mí me pesó más el hecho de ser indígena y no ser escuchado. Me descubrí y reflexioné acerca de la injusticia que padecíamos, porque siendo que el náhuatl es una lengua con todos los aspectos que debe de tener un idioma, en realidad no éramos escuchados. Me preocupó la invisibilidad en la que se encontraba mi lengua madre. Por ello fui al encuentro con la escritura y en consecuencia me acerqué a la poesía con el propósito de comunicar los sentimientos y la cosmogonía de mi pueblo”. Expresó.
Licenciado en Lengua y Literatura españolas por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, con experiencia en Lenguas indígenas gracias a su formación en la Facultad de Filosofía. Así mismo forma parte del Nacional de Creadores de Arte en México y es presidente de la Asociación de Pueblos Originarios de México “Ketzalkoatl”.
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Hernández Ramírez considera que el español en realidad es nuestra segunda lengua, la cual han intentado imponer tratando de borrar nuestras raíces culturales.
“Los indígenas merecen una educación integral en donde se reconozcan a ellos mismos y sus ancestros, donde la herencia de su lengua prevalezca entretejida con los temas de la educación occidental”. Expresó.
Poeta y narrador, ha sido el representante de los pueblos indígenas de México en la Universidad de París, donde compartió una lectura de poesía náhualt.
“La poesía viene con uno, viene amarrada con el cordón umbilical […]. Los niños indígenas aprendemos a sentir el fuego, a mirar la lluvia, a disfrutar el sol, a sudar, y a vivir la naturaleza; la observación es lo que nos trae la inspiración que a veces buscamos en todas partes. Creo que desde chicos se nos invita a conocer la naturaleza, y en el niño que es observador va naciendo la literatura” refirió.
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Hernández Rámirez considera que su trabajo requiere un gran compromiso, pues es un gran reto romper el paradigma de que hablar una lengua es un obstáculo, por lo que busca que los hablantes indígenas consideren un orgullo compartir su legado a las nuevas tradiciones.