Sorprendida por las representaciones literarias y cinematográficas del personaje de Helena como la provocadora de la guerra y destrucción de Troya, ya sea como traidora o como víctima, la escritora colombiana Gabriela A. Arciniegas (1975) comenzó a preguntarse cuál habría sido la personalidad de esta mujer, así como los problemas y violencias a los que habría tenido que enfrentarse, más allá de lo que cuentan los antiguos poetas griegos.
Así fue como nació la idea de su trilogía de novelas históricas Helena. La reina condenada, cuyo primer volumen I. El libro de los viajes, fue publicado por el Fondo de Cultura Económica. Un libro que, según Arciniegas ofrece una especie de “antibiografía” —concepto desarrollado por el antropólogo Ignasi Terradas— el cual da más profundidad a este personaje cuya personalidad, a pesar de haber estado cerca de las figuras públicas de su momento, parece anónima.
Para la creación de este argumento, según cuenta el texto introductorio a este primer volumen, la autora tuvo que realizar un largo periplo cuyos primeros pasos fueron la relectura de la Iliada, del viejo Homero, donde encontró algunas pistas que sugieren que esta hija de Zeus, cuyo nombre significa “Antorcha”, tenía algunos conocimientos bélicos, había desarrollado la habilidad de hacer pócimas para olvidar los dolores del alma y hasta tenía capacidades adivinatorias, a través de la interpretación del comportamiento de animales. ¿Pudo haber sido Helena una maga o una hechicera?
Pero estas sugerencias sólo abrieron más el apetito de Arciniegas, quien también investigó las menciones de antiguos geógrafos y poetas posteriores a Homero. Y aunque todos coinciden en la existencia histórica de este personaje, lamentable no encontró ninguno que realmente se ocupara de “sondear su alma”. Cosa que parece no haberle extrañado del todo, pues según sus lecturas del mundo griego antiguo “los autores de aquellos tiempos se ocupaban sólo de los hombres”.
Tras un par de borradores, en los que al principio evocó a una Helena que expresaba sus deseos truncados dentro de la sociedad de su época, la autora decidió ceñirse aún más a los registros históricos que dan fe de la existencia de esta mujer, así como de su relación con las guerras troyanas, las cuales duraron 10 años, de las cuales Homero sólo narra la sexta.
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Luego de buscar otras referencias que respaldaran su narración, la autora encontró la primera mención histórica de Helena, junto a los nombres de Príamo y Paris, en la correspondencia antigua de los reyes Mursili II y Muwatalli II, del Imperio Hitita, de gran poder \u0009durante los siglos XIV y XIII antes de nuestra era. En dicha carta se menciona que los personajes históricos, mencionados por Homero, firmaron un tratado de lealtad al pueblo hitita a cambio de una inservible protección militar.
Para cerrar su investigación, cuenta Gabriela A. Arciniegas, hizo un viaje a Grecia con la intención de poder acercarse aún más a la cultura antigua de su libro, sin embargo, percibió que la visión homérica y general de los poetas antiguos también prevalece en aquella parte del mundo. La misma autora reconoce que para este libro ha tenido que recurrir en más de una ocasión a la imaginación para poder reconstruir la vida de Helena de Esparta, así como de la ciudad de Troya. Sin embargo, advierte que aún hay mucho que descubrir de aquella época, por lo que, así como apenas se corroboró la existencia de Troya en el siglo XIX, aún hay posibilidad saber más de la figura de esta misteriosa mujer, de la cual este libro podría ser una predicción.