/ lunes 25 de septiembre de 2023

Antes de morirme escribo como un loco: Lorenzo "Malasangre"

El poeta tabasqueño, busca que las personas “trasciendan a través de sus actos”, en la lucha constante de preservar la cultura

A la hora indicada, el poeta no llegó. Apareció con 40 minutos de retraso, pese a que la entrevista estaba pactada desde días antes. "La poesía siempre llega a tiempo", suele decirse, pero ahora entiendo que los poetas son seres que viven otra temporalidad, a contrarreloj, como todo lo que la muerte acecha. Lorenzo Morales "Malasangre", como se le conoce en el ambiente literario tabasqueño, se había retrasado debido a una sesión de quimioterapia que promete combatir el cáncer agresivo que desde hace unos meses padece.

Previo a su llegada al edificio de El Heraldo de Tabasco, la maestra y poetisa María Luna, quien le ha acompañado durante los momentos más críticos de la enfermedad, ya lo esperaba. Nos reunimos en la oficina del director, el periodista y también escritor, Ángel Vega. La charla comienza entre el ruido del aire acondicionado (afuera hace demasiado calor para esta época del año) y el recurrente "hip", onomatopeya del hipo de Lorenzo, quien se esfuerza para hablar y explica que es "el hipo de la quimioterapia".

A Malasangre (Lorenzo), puede notársele la enfermedad viva en su piel. Antonio Solís, amigo del poeta, describe con certeza, en uno de sus tantos textos compartidos en Facebook, la apariencia física de Lorenzo: “el deterioro que causa dicho quimio en la búsqueda científica de la curación. Caída del cabello, afectación en la piel, adelgazamiento, lo notorio, cansancio, en el ritmo de la respiración, hipo, y mucho más. Todo ello en el cuerpo. El alma del poeta se mantiene ahora en mayor aceleración de vibraciones. Si antes de por sí, ahora mucho más, y para bien, escribiendo mucho, leyendo, publicando. Conciencia del tiempo y de la vida. Esta, de todos, nuestra, fugaz, efímera”, es verdad, es visible y se siente.

Lee más: Del Estante: Tres libros sobre la sociedad mexicana

No hace falta un gran esfuerzo para empatizar con su pesar, con ese viacrucis que sobrelleva con la entereza de un Job tropical ante las tribulaciones acrecentadas por la vida en el salvaje sureste de México: el clima extremo, la locura por las interminables obras viales de Villahermosa, la corrupción desmedida y la delincuencia de todos los días. Muchos lo ven como un monstruo, se queja, cuando el verdadero temor debería provenir de vivir en una ciudad en perpetuo caos. Malasangre nos cuenta que, al viajar en el transporte público, a los adultos les da miedo y se alejan de él, "soy un monstruo, pero para los niños no. Los niños me saludan o me dan una paleta. Tenemos que volver a salir , o sea, aquí estamos viendo, ¿por qué esos prejuicios?", menciona.

"Si tú me preguntaras si soy un poeta, yo te diría que no, soy un fabulador". Foto: Cortesía | Lorenzo Morales Malasangre

Después de saludos y preámbulos, comienza la entrevista. "Creo que lo más importante de esto, además de conocerte a ti y a tu obra, son las cosas que haces en pro de la cultura, de la literatura, de la poesía. Es también una manera de resaltar tu legado”, dice el director Entonces el poeta toma la palabra.

"Mi nombre es Lorenzo Morales Mendoza. De entrada, yo inicié en el aspecto cultural, a través del Programa Nacional Salas Lectura de la ciudad de México, el Lic. Porfirio Díaz Pérez que me veía seguidamente en biblioteca documentando y haciendo cosas me invitó, y desde el 2000 al 2023 tengo la Sala Editora Mercedes Ovando, soy mediador y gestor cultural empírico (…), entonces el Programa Nacional Salas Lectura me apoyó mucho y empezamos a iniciar un proyecto en 2013 en el parque Lázaro Cárdenas y se llama Prometeo Tour y era sobre cuatro ejes: Educación, Artes, Ciencia y Literatura (…) me dedico a lo de Prometeo Tour porque el 7 de octubre vamos a concluir ese proyecto, ya no puedo salir a la calle, ojalá alguien lo replique, y vamos a terminar con festival que se llama “El sentido ausente”, se va a hacer en Cunduacán, Tabasco, vamos hacer actividades en el parque central de 10:00 am a 7:00 pm, llevamos dos obras de teatro, llevamos telescopios, cine sillitas, actividades de lecturas para niños, del Programa Nacional de Salas, ahí concluimos de mi parte el proyecto, yo dejo todo para que alguien diga “yo me aviento”.

Pese a sus dificultades para mantener la conversación, el poeta no para de hablar. Resalta el orgullo de sus "Lecturas Submarinas", realizadas en el emblemático "Submarino", añeja cantina villahermosina en la que se da cita la élite cultural y periodística local.

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Te platico de “Voluntarios por la lectura” de “Lecturas submarinas”: se hicieron 12 lecturas en ese lugar, me decían que se iban a pelear, que se iban a emborrachar, que iba a ser una catástrofe y que Chepe Submarino jamás me iba a dar permiso, vino gente de CDMX, de Chile, la gente se comportó de la mejor manera, entonces vamos a cerrar ese proyecto de esa manera el 30 de septiembre con una noche mexicana, donde presento mi última plaqueta por editorial de Ricardo Cabral con ilustraciones de Héctor Campos que se llama “Disonantes”, son poemas que rescató Ricardo de internet, a veces del submarino que quedaban ahí, y bueno, hablé ahora con las relaciones públicas de la corcholata, digo con las corcholata de las bebidas embriagantes, para hacer otra vez 12 lecturas, vamos aplicarlo en el sentido de consumo responsable, si ellos ven que te puedes llegar a tomar a un bar dos cervezas, leer y escuchar, y comportarte estás enviando un mensaje. Entonces imagínate que nosotros pudiéramos hacer sesiones o actividades de intervención en la comunidad, yo siempre fui periférico, me gusta centralizar las cosas, Prometeo estuvo en Huimanguillo, Paraíso, Cárdenas, en los momentos más difíciles colgamos mantas nosotros, pero con poemas, con poemapas, estuvimos en la Manga, Casablanca, o sea, periferia, porque esa gente no tiene acceso. Yo fui un niño, yo soy de Atasta de Serra, fui un niño que iba a los camiones para llevarlo al planetario, yo conocí los museos y el maravilloso planetario a través de eso”.

El poeta resalta el orgullo de sus "Lecturas Submarinas", realizadas en el emblemático "Submarino", añeja cantina villahermosina. Foto: Cortesía | Lorenzo Morales Malasangre

La mirada de la poetisa Luna se mantiene fija en Malasangre. Interviene ocasionalmente para ayudar al poeta a terminar una idea. El persistente "hip" no incomodó nunca, sin embargo, en un momento dado Malasangre, pide disculpas por ello.

Ante los ojos y oídos de los demás, podríamos pensar que “Malasangre”, puede ser el nombre de algún libro muy famoso, o de alguna serie de televisión, e incluso una película, pero éste tiene su propia historia. Lorenzo explica, que se debió a la fusión de dos palabras, que lo creían un “poeta maldito”, su seudónimo nace cuando su maestro Luis Alonso le da un libro que se llama "Primera Sangre" del escritor Curzio Malaparte, entonces, con palabras de él "yo soy mucho de hacer homenajes a personas que me han sembrado, que me han dado, un día agarré y dije escribo un seudónimo para que me libere, yo sé que soy Lorenzo Morales Malasangre, cubrí el apellido de mi madre que es Mendoza, porque mi mamá es sagrada, entonces le pongo mala por Curzio Malaparte y sangre por el libro "Primera sangre", y ahí surge". Cuenta que después una compañera lo bautizó así y desde ese momento quedó forma oficial.

Su instinto poeta, nace con la muerte de su abuela, él se encontraba estudiando la Licenciatura en Biología Marina, que no terminó, en Baja California Sur, “entro a la librería de la universidad y encuentro un libro de José Carlos Becerra, yo nunca lo había leído, “Oscura palabra”, me lo robo cabrón, y él me acompaña en el duelo”, dice Lorenzo entre risas, argumentando que en Baja California hay una luna muy bella, y recordando a su vez, unas líneas de ese libro: “estás lejos, me lo dice este mar inmenso y el poco dinero que tengo”, “ahí nace el poeta”, dice seguro de sí.

Tiempo después, refiere, regresó con su esposa a Villahermosa, y que ella fue quien entregó tres libretas donde tenía escritos, a la Sociedad de Escritores “Si me han de leer mañana” coordinado por Luis Alonso Fernández, menciona que él empieza a revisarlo y le dice a su esposa: “este escribe con los pies, algo tiene, dile que el sábado venga”, y así pasó.

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Más adelante intervine: “el primer libro publicado por el Instituto de Cultura se llama “Atavismo del caminante” premio José Carlos Becerra 2006; soy Premio Estatal de Poesía en 2006; gano la beca en el 2002 de cuentos con el libro que se llama “Cuentos de la estirpe”; soy becario del FECAT en Cuentos y Poseía Infantil para Comunidades, y después ya no escribo nada, porque ya no tengo nada que decir. Me hablan de la UNAM, para publicar un compendio se llama “Diez poetas tabasqueños” de Álvaro Solís, publicado por la UNAM muy bonito, y ahí acaba todo, porque ya no tenía que decir (…) me habla Carlos Benito Lara con unos cuentos que llama “El tipo duro y el amor” publicado en Buenos Aires Argentina, me llegaba a visitar al hospital y me dice “negro, te tengo buenas noticias, te quieren publicar en Buenos Aires, “Fronteras abiertas” se llama la editorial les hablé de ti, les llevé unos textos” y yo dije si me esperas en dos meses te tengo un poemario”, entonces fíjate que como yo he sido un caminante toda mi vida, tenía un proyecto poético que se llama “No anunciar” que era un juego del peatón de ir encontrando los señalamientos, las rutas, etcétera, entonces jugar con ese tipo de cosas, por eso “No anunciar” y escribí 80 poemas, se va a Buenos Aires, incluso ya se está trabajando, en dos meses yo no hacía otra cosa más que comer manzana y escribir, o sea eso era más como un juego, porque está pensado en los millennials, ah porque me dice, “acompáñame la gira, tengo muchos libros pero cuando los presento los chamacos se me duermen cabrón, no sé cómo entrarle, y yo veo cuando tú estás los chamacos se prenden, interactúan, acompáñame, yo te lo público”. (…) pensando en los jóvenes en los millennials, yo dije que “voy a escribir una novela que tenga que ver con ellos, (…) es una novela de amor juvenil, entonces me puse a escribir “Gricha y la constelación de la nuca de ganso”, está en el tema ¿qué es el sexo?, ¿cómo es la cuestión de amor en los jóvenes? Bueno ahí va esa novelita, y estoy escribiendo otro que se llama “Jardín aparte”, es un poemario personal y está dedicado a mi madre que murió hace 23 años, ese poemario por obvias razones lo tenía muy reservado, pero lo quiero sacar ahora antes de morirme, estoy escribiendo como loco”.

"Atavismos del Caminante", Premio José Carlos Becerra 2006. Foto: Cortesía | Cultura Tabasco / Facebook

Lorenzo tiene a la muerte muy presente. Ángel Vega ahonda en este sinuoso trance por el que atraviesa el poeta, como un Dante de Alighieri que discurre por los círculos concéntricos del infierno, buscando la trascendencia.

- ¿La enfermedad que padeces hace una diferencia en tu obra poética? Decían los antiguos que quien camina por los derroteros de la muerte se convierte en un iluminado, ¿cómo es ahora tu poesía? Digo antes tenías tus referentes, tus influencias, ahorita supongo que eres más tú..., cuestiona el director.

Malasangre asiente. Y responde:

“Ya he diluido, estoy contento con la voz que tengo ahorita, bueno realmente si tú me preguntaras si soy un poeta, yo te diría que no, soy un fabulador, en mi poética siempre he jugado con el asunto de la serpiente, el encantador de serpientes toca la flauta y hace este toque (mueve el pie para generar sonido), no es que lo escuche la serpiente, es el toque del zapato, entonces cuando se va cae al suelo, así es la poesía para mí, lo digo en “Diez poetas tabasqueños”, entonces digo, decía Paz que la poesía es la exploración del lenguaje, ¿por qué hay que encasillarnos? Digo la estética es la estética, por supuesto”.

Él mismo dice “el taller se llamaba “Si me han de leer mañana”, o sea yo siento que hay un propósito en mi vida, estaba marcado por eso, yo lo siento en mi corazón, te lo digo honestamente, yo nací para esto, pero ya mis fuerzas no me dan, estoy muy débil”, comenta para nosotros que le gustaría que los jóvenes replicaran su trabajo, para seguir rescatando la cultura, afirma también, “antes que yo me muera”, esa sentencia trasciende en toda la sala, es como si su condición de salud, generara en él la posibilidad de ver la vida de otra forma, de ser único, desde sus adentros, de producir contenido que sea fielmente suyos, no por inspiración u homenaje, sino por gusto y placer.

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Pluma y papel, fieles acompañantes, quizás, de Malasangre. Comprendo bien a Lorenzo, en su esfuerzo de escribir y escribir, y de aprovechar el tiempo dedicándose a algo que le da una razón para seguir de pie.

No sabemos el destino de él, ni sé el mío, solo que su legado ya dejó huella en la literatura y cultura tabasqueña, siempre hay que “transcender a través de sus actos” expresa Malasangre. Dice el chileno Pablo Neruda “el poeta debe aprender de los demás hombres (…)”, Lorenzo es ejemplo de ello, tuvo inspiración de otros para su poética, su seudónimo nace de un homenaje, y su actual estilo, es producto de tantas experiencias vividas con personas que sembraron en él, las ganas de seguir creando y escribiendo, hacer aquello donde el alma habla a través de las palabras.

A la hora indicada, el poeta no llegó. Apareció con 40 minutos de retraso, pese a que la entrevista estaba pactada desde días antes. "La poesía siempre llega a tiempo", suele decirse, pero ahora entiendo que los poetas son seres que viven otra temporalidad, a contrarreloj, como todo lo que la muerte acecha. Lorenzo Morales "Malasangre", como se le conoce en el ambiente literario tabasqueño, se había retrasado debido a una sesión de quimioterapia que promete combatir el cáncer agresivo que desde hace unos meses padece.

Previo a su llegada al edificio de El Heraldo de Tabasco, la maestra y poetisa María Luna, quien le ha acompañado durante los momentos más críticos de la enfermedad, ya lo esperaba. Nos reunimos en la oficina del director, el periodista y también escritor, Ángel Vega. La charla comienza entre el ruido del aire acondicionado (afuera hace demasiado calor para esta época del año) y el recurrente "hip", onomatopeya del hipo de Lorenzo, quien se esfuerza para hablar y explica que es "el hipo de la quimioterapia".

A Malasangre (Lorenzo), puede notársele la enfermedad viva en su piel. Antonio Solís, amigo del poeta, describe con certeza, en uno de sus tantos textos compartidos en Facebook, la apariencia física de Lorenzo: “el deterioro que causa dicho quimio en la búsqueda científica de la curación. Caída del cabello, afectación en la piel, adelgazamiento, lo notorio, cansancio, en el ritmo de la respiración, hipo, y mucho más. Todo ello en el cuerpo. El alma del poeta se mantiene ahora en mayor aceleración de vibraciones. Si antes de por sí, ahora mucho más, y para bien, escribiendo mucho, leyendo, publicando. Conciencia del tiempo y de la vida. Esta, de todos, nuestra, fugaz, efímera”, es verdad, es visible y se siente.

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No hace falta un gran esfuerzo para empatizar con su pesar, con ese viacrucis que sobrelleva con la entereza de un Job tropical ante las tribulaciones acrecentadas por la vida en el salvaje sureste de México: el clima extremo, la locura por las interminables obras viales de Villahermosa, la corrupción desmedida y la delincuencia de todos los días. Muchos lo ven como un monstruo, se queja, cuando el verdadero temor debería provenir de vivir en una ciudad en perpetuo caos. Malasangre nos cuenta que, al viajar en el transporte público, a los adultos les da miedo y se alejan de él, "soy un monstruo, pero para los niños no. Los niños me saludan o me dan una paleta. Tenemos que volver a salir , o sea, aquí estamos viendo, ¿por qué esos prejuicios?", menciona.

"Si tú me preguntaras si soy un poeta, yo te diría que no, soy un fabulador". Foto: Cortesía | Lorenzo Morales Malasangre

Después de saludos y preámbulos, comienza la entrevista. "Creo que lo más importante de esto, además de conocerte a ti y a tu obra, son las cosas que haces en pro de la cultura, de la literatura, de la poesía. Es también una manera de resaltar tu legado”, dice el director Entonces el poeta toma la palabra.

"Mi nombre es Lorenzo Morales Mendoza. De entrada, yo inicié en el aspecto cultural, a través del Programa Nacional Salas Lectura de la ciudad de México, el Lic. Porfirio Díaz Pérez que me veía seguidamente en biblioteca documentando y haciendo cosas me invitó, y desde el 2000 al 2023 tengo la Sala Editora Mercedes Ovando, soy mediador y gestor cultural empírico (…), entonces el Programa Nacional Salas Lectura me apoyó mucho y empezamos a iniciar un proyecto en 2013 en el parque Lázaro Cárdenas y se llama Prometeo Tour y era sobre cuatro ejes: Educación, Artes, Ciencia y Literatura (…) me dedico a lo de Prometeo Tour porque el 7 de octubre vamos a concluir ese proyecto, ya no puedo salir a la calle, ojalá alguien lo replique, y vamos a terminar con festival que se llama “El sentido ausente”, se va a hacer en Cunduacán, Tabasco, vamos hacer actividades en el parque central de 10:00 am a 7:00 pm, llevamos dos obras de teatro, llevamos telescopios, cine sillitas, actividades de lecturas para niños, del Programa Nacional de Salas, ahí concluimos de mi parte el proyecto, yo dejo todo para que alguien diga “yo me aviento”.

Pese a sus dificultades para mantener la conversación, el poeta no para de hablar. Resalta el orgullo de sus "Lecturas Submarinas", realizadas en el emblemático "Submarino", añeja cantina villahermosina en la que se da cita la élite cultural y periodística local.

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Te platico de “Voluntarios por la lectura” de “Lecturas submarinas”: se hicieron 12 lecturas en ese lugar, me decían que se iban a pelear, que se iban a emborrachar, que iba a ser una catástrofe y que Chepe Submarino jamás me iba a dar permiso, vino gente de CDMX, de Chile, la gente se comportó de la mejor manera, entonces vamos a cerrar ese proyecto de esa manera el 30 de septiembre con una noche mexicana, donde presento mi última plaqueta por editorial de Ricardo Cabral con ilustraciones de Héctor Campos que se llama “Disonantes”, son poemas que rescató Ricardo de internet, a veces del submarino que quedaban ahí, y bueno, hablé ahora con las relaciones públicas de la corcholata, digo con las corcholata de las bebidas embriagantes, para hacer otra vez 12 lecturas, vamos aplicarlo en el sentido de consumo responsable, si ellos ven que te puedes llegar a tomar a un bar dos cervezas, leer y escuchar, y comportarte estás enviando un mensaje. Entonces imagínate que nosotros pudiéramos hacer sesiones o actividades de intervención en la comunidad, yo siempre fui periférico, me gusta centralizar las cosas, Prometeo estuvo en Huimanguillo, Paraíso, Cárdenas, en los momentos más difíciles colgamos mantas nosotros, pero con poemas, con poemapas, estuvimos en la Manga, Casablanca, o sea, periferia, porque esa gente no tiene acceso. Yo fui un niño, yo soy de Atasta de Serra, fui un niño que iba a los camiones para llevarlo al planetario, yo conocí los museos y el maravilloso planetario a través de eso”.

El poeta resalta el orgullo de sus "Lecturas Submarinas", realizadas en el emblemático "Submarino", añeja cantina villahermosina. Foto: Cortesía | Lorenzo Morales Malasangre

La mirada de la poetisa Luna se mantiene fija en Malasangre. Interviene ocasionalmente para ayudar al poeta a terminar una idea. El persistente "hip" no incomodó nunca, sin embargo, en un momento dado Malasangre, pide disculpas por ello.

Ante los ojos y oídos de los demás, podríamos pensar que “Malasangre”, puede ser el nombre de algún libro muy famoso, o de alguna serie de televisión, e incluso una película, pero éste tiene su propia historia. Lorenzo explica, que se debió a la fusión de dos palabras, que lo creían un “poeta maldito”, su seudónimo nace cuando su maestro Luis Alonso le da un libro que se llama "Primera Sangre" del escritor Curzio Malaparte, entonces, con palabras de él "yo soy mucho de hacer homenajes a personas que me han sembrado, que me han dado, un día agarré y dije escribo un seudónimo para que me libere, yo sé que soy Lorenzo Morales Malasangre, cubrí el apellido de mi madre que es Mendoza, porque mi mamá es sagrada, entonces le pongo mala por Curzio Malaparte y sangre por el libro "Primera sangre", y ahí surge". Cuenta que después una compañera lo bautizó así y desde ese momento quedó forma oficial.

Su instinto poeta, nace con la muerte de su abuela, él se encontraba estudiando la Licenciatura en Biología Marina, que no terminó, en Baja California Sur, “entro a la librería de la universidad y encuentro un libro de José Carlos Becerra, yo nunca lo había leído, “Oscura palabra”, me lo robo cabrón, y él me acompaña en el duelo”, dice Lorenzo entre risas, argumentando que en Baja California hay una luna muy bella, y recordando a su vez, unas líneas de ese libro: “estás lejos, me lo dice este mar inmenso y el poco dinero que tengo”, “ahí nace el poeta”, dice seguro de sí.

Tiempo después, refiere, regresó con su esposa a Villahermosa, y que ella fue quien entregó tres libretas donde tenía escritos, a la Sociedad de Escritores “Si me han de leer mañana” coordinado por Luis Alonso Fernández, menciona que él empieza a revisarlo y le dice a su esposa: “este escribe con los pies, algo tiene, dile que el sábado venga”, y así pasó.

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Más adelante intervine: “el primer libro publicado por el Instituto de Cultura se llama “Atavismo del caminante” premio José Carlos Becerra 2006; soy Premio Estatal de Poesía en 2006; gano la beca en el 2002 de cuentos con el libro que se llama “Cuentos de la estirpe”; soy becario del FECAT en Cuentos y Poseía Infantil para Comunidades, y después ya no escribo nada, porque ya no tengo nada que decir. Me hablan de la UNAM, para publicar un compendio se llama “Diez poetas tabasqueños” de Álvaro Solís, publicado por la UNAM muy bonito, y ahí acaba todo, porque ya no tenía que decir (…) me habla Carlos Benito Lara con unos cuentos que llama “El tipo duro y el amor” publicado en Buenos Aires Argentina, me llegaba a visitar al hospital y me dice “negro, te tengo buenas noticias, te quieren publicar en Buenos Aires, “Fronteras abiertas” se llama la editorial les hablé de ti, les llevé unos textos” y yo dije si me esperas en dos meses te tengo un poemario”, entonces fíjate que como yo he sido un caminante toda mi vida, tenía un proyecto poético que se llama “No anunciar” que era un juego del peatón de ir encontrando los señalamientos, las rutas, etcétera, entonces jugar con ese tipo de cosas, por eso “No anunciar” y escribí 80 poemas, se va a Buenos Aires, incluso ya se está trabajando, en dos meses yo no hacía otra cosa más que comer manzana y escribir, o sea eso era más como un juego, porque está pensado en los millennials, ah porque me dice, “acompáñame la gira, tengo muchos libros pero cuando los presento los chamacos se me duermen cabrón, no sé cómo entrarle, y yo veo cuando tú estás los chamacos se prenden, interactúan, acompáñame, yo te lo público”. (…) pensando en los jóvenes en los millennials, yo dije que “voy a escribir una novela que tenga que ver con ellos, (…) es una novela de amor juvenil, entonces me puse a escribir “Gricha y la constelación de la nuca de ganso”, está en el tema ¿qué es el sexo?, ¿cómo es la cuestión de amor en los jóvenes? Bueno ahí va esa novelita, y estoy escribiendo otro que se llama “Jardín aparte”, es un poemario personal y está dedicado a mi madre que murió hace 23 años, ese poemario por obvias razones lo tenía muy reservado, pero lo quiero sacar ahora antes de morirme, estoy escribiendo como loco”.

"Atavismos del Caminante", Premio José Carlos Becerra 2006. Foto: Cortesía | Cultura Tabasco / Facebook

Lorenzo tiene a la muerte muy presente. Ángel Vega ahonda en este sinuoso trance por el que atraviesa el poeta, como un Dante de Alighieri que discurre por los círculos concéntricos del infierno, buscando la trascendencia.

- ¿La enfermedad que padeces hace una diferencia en tu obra poética? Decían los antiguos que quien camina por los derroteros de la muerte se convierte en un iluminado, ¿cómo es ahora tu poesía? Digo antes tenías tus referentes, tus influencias, ahorita supongo que eres más tú..., cuestiona el director.

Malasangre asiente. Y responde:

“Ya he diluido, estoy contento con la voz que tengo ahorita, bueno realmente si tú me preguntaras si soy un poeta, yo te diría que no, soy un fabulador, en mi poética siempre he jugado con el asunto de la serpiente, el encantador de serpientes toca la flauta y hace este toque (mueve el pie para generar sonido), no es que lo escuche la serpiente, es el toque del zapato, entonces cuando se va cae al suelo, así es la poesía para mí, lo digo en “Diez poetas tabasqueños”, entonces digo, decía Paz que la poesía es la exploración del lenguaje, ¿por qué hay que encasillarnos? Digo la estética es la estética, por supuesto”.

Él mismo dice “el taller se llamaba “Si me han de leer mañana”, o sea yo siento que hay un propósito en mi vida, estaba marcado por eso, yo lo siento en mi corazón, te lo digo honestamente, yo nací para esto, pero ya mis fuerzas no me dan, estoy muy débil”, comenta para nosotros que le gustaría que los jóvenes replicaran su trabajo, para seguir rescatando la cultura, afirma también, “antes que yo me muera”, esa sentencia trasciende en toda la sala, es como si su condición de salud, generara en él la posibilidad de ver la vida de otra forma, de ser único, desde sus adentros, de producir contenido que sea fielmente suyos, no por inspiración u homenaje, sino por gusto y placer.

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No sabemos el destino de él, ni sé el mío, solo que su legado ya dejó huella en la literatura y cultura tabasqueña, siempre hay que “transcender a través de sus actos” expresa Malasangre. Dice el chileno Pablo Neruda “el poeta debe aprender de los demás hombres (…)”, Lorenzo es ejemplo de ello, tuvo inspiración de otros para su poética, su seudónimo nace de un homenaje, y su actual estilo, es producto de tantas experiencias vividas con personas que sembraron en él, las ganas de seguir creando y escribiendo, hacer aquello donde el alma habla a través de las palabras.

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