Con talleres, charlas técnicas, así como actividades artísticas y recreativas, la Secretaría de Cultura celebrará este 07 de marzo el 62 aniversario del Parque Museo La Venta, recinto emblemático del país, diseñado, organizado y montado por el poeta tabasqueño Carlos Pellicer Cámara, siendo el único museo al aire libre en Latinoamérica.
José Manuel Gómez Kim, encargado del área de Vida Silvestre, enfatizó que el próximo sábado las familias podrán accesar al parque de manera gratuita para disfrutar de todas las actividades que se tienen preparadas, así como los recorridos por las áreas zoológica y arqueológica del parque.
El parque-museo debe su nombre al lugar en que fueron encontradas las piezas. Y fue desde allí y mediante gestiones que realizó en 1951, el poeta Carlos Pellicer que se trasladaron a Villahermosa.
Pellicer encontró un lugar ideal para albergar las esculturas monumentales que asombrarían al mundo: ocho hectáreas de selva ubicadas a la orilla de la laguna Las Ilusiones.
En entrevista, José Manuel Gómez, dijo que se contará con apoyo de expertos de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), quienes realizarán diversos e interesantes talleres de fauna, como el de huellas, murciélagos y de marsupiales como los tlacuaches.
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También se tendrán charlas técnicas sobre jaguares y plantas; además de muestras en el herpetario, donde se exhiben reptiles y anfibios, así como en el aviario, donde se podrán apreciar una gran variedad de especies de aves.
El funcionario de la Secretaría de Cultura, señaló que se espera una afluencia de más de mil personas, quienes disfrutarán del Parque Museo La Venta, que actualmente alberga a 515 organismos y 31 piezas arqueológicas de la cultura Olmeca.
El Parque Museo La Venta atesora una de las más grandes colecciones de piezas pertenecientes a la cultura Olmeca, descubiertas en la ciudad prehispánica de La Venta.
Pellicer deseaba que el paisaje fuera muy parecido al de origen y colocar las piezas de acuerdo a como estaban antes de desenterrarlas. Así, en los meses de julio y agosto de 1957, se inicia el traslado de los grandes monolitos con la ayuda de diversas instituciones gubernamentales.
Entre las piezas arqueológicas expuestas se encuentran una serie de cabezas colosales de fuertes rasgos estéticos, esculturas menores, altares tallados en piedra con efigies de gobernantes, piedras recortadas y talladas dispuestas a manera de pisos formando mosaicos con figuras, grandes mascarones y restos de la cubierta de una tumba Olmeca, a base de grandes columnas basálticas.
Destacan, la Cabeza de Jaguar, el Mono Mirando al Cielo, el Jaguar Humanizado, el Gran Altar, el Mosaico de Jaguar, el Rey, la Cabeza Colosal, el Altar con Ofrenda, la Abuela, la Cabeza de Viejo y el Altar del Sacrificio Infantil.