Una mujer solía sentarse en la banqueta del cine Sheba, ubicado en la esquina que formaban las avenidas 27 de Febrero y Francisco I. Madero, su nombre María Ramírez, pero era más conocida como ‘María Garrido’, su apodo surgió por hacer referencia en sus expresiones a la época de Tomás Garrido.
Ella, como muchos otros tabasqueños y avecindados en estas tierras, vivió una época convulsionada donde el choque de las ideas religiosas, marcadas por el catolicismo, y el combate a los vicios crearon un ambiente político e ideológico que ganó la simpatías de unos y desprecio de otros por el exgobernador.
El polémico personaje político llegó a la gubernatura con el apoyo de Alvaro Obregón, resultando elector para el periodo 1923-26, señaló el sitio mexicodesconocido.com.. Desde que asumió la administración del Estado, combatió la delincuencia con mano dura, muchos ladrones y violadores encontraron su muerte ahorcados, lo que se ejecutaba en las ceibas de la región.
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Eso no sucedía en época de Garrido
La violencia durante el garridismo fue el instrumento para llevar a cabo sus políticas contra la Iglesia católica, muchos de los templos fueron convertidos en escuelas, a los sacerdotes se les obligó a contraer matrimonios y quizá, lo más comentado, y por lo que es más recordada está época, es la quema de imágenes religiosas. Sin embargo, también combatió los vicios, como el alcoholismo, privilegió el estudio y promovió el voto de la mujer.
En este gobierno que hacía cumplir sus planteamientos con mano dura, María Ramírez creció y vio lo que hacía el gobernador, más adelante, ya entrada en años, cuando había pasado aquel tiempo y otro dirigía la entidad, si algo le enojaba mencionaba ‘que eso no sucedía en época de Tomás Garrido’, indica el sitio DeTabasoSoy.
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“Nunca se encorvó, fue de buen porte. Recorría las calles y solía sentarse en la banquete del cine Sheba (…) y tanto aludía al exgobernador que la gente comenzó a echarle vivas a Garrido cuando ella hablaba, terminando por llamarle María Garrido”.
María Garrido, de vestimenta original
Aparte de su enojo, que más de uno le provocó al grito de ¡María Garrido!, lo que ella tomaba como una falta de respeto, su vestimenta era otro aspecto que no pasaba desapercibido, y la página web citada indica: “Llamaba la atención por su original atuendo, que incluía diversos tipos de sombreros y tocados que iban desde anchas alas al estilo ‘Lo que el viento se llevó’, hasta cascos de comandos camuflados. Llevaba su paraguas, morral y a veces abrigo”.
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Los últimos años esta mujer, que se convirtió en un personaje de la vieja Villahermosa, los pasó en una modesta vivienda ubicada en Puerto Escondido, un lugar emblemático de la ciudad, en este espacio había una cantina propiedad de Marco Rodríguez, quien era apodado Marco Pinto.