La cocina regional tabasqueña es una mezcla que representa los movimientos migratorios históricos de españoles y negros junto con la cocina prehispánica maya y chontal; dentro de esta lo que más destaca son los tradicionales dulces de miel, que se puede elaborar con todo tipo de frutas como coco, papaya, cocoyol, por mencionar algunos.
Su elaboración, depende de la fruta que se vaya a emplear, aunque también uno de los más tradicionales es el elaborado de leche, que aunque no se cocina a base de ninguna fruta, lleva un proceso similar.
A nivel nacional y hasta internacional, los dulces de Tabasco sobresalen por su inigualable sabor, y además, porque se acompañan con la bebida tradicional de cacao, conocida como pozol.
Don Inocente León Correa lleva 28 años dedicado a la elaboración, venta y distribución de dulces típicos de la región, en tanto, indicó a este medio de comunicación que tiene clientes no solo del Estado, sino de otras entidades vecinas que cuando acuden a Tabasco quedan enamorados de la sazón choca.
Fundamos la Jícara hace 28 años y desde entonces nos metimos de lleno a la elaboración de comida típica de la región, pero principalmente dulces típico de la región, esa es nuestra especialidad, junto con el pozo, lo cual llamamos la pozolada
Anexó que el más consumido, sobre todo por los turistas, es el de oreja de mico, que se hace a base de papayas tiernas y son rellenos de coco.
“Tenemos el dulce de miel, la orejita de mico rellena con piloncillo, la papaya, el coco rallado, el nace, hay mucha variedad porque todo lo que es fruta tabasqueña se puede hacer en dulce de miel”, apuntó.
Sin embargo, compartió que el más laborioso, de acuerdo a su experiencia, es el de cocoyol, un fruto que se da en las palmas y que además tiene usos medicinales.
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“A mí se me hace más difícil elaborar el de cocoyol, pues un dulce que la bolita la tienes que majar, después de majarla se hierbe, lleva bastante tiempo y es laborioso. El cocoyol es un fruto silvestre, se da en cualquier zona arenosa de Tabasco”, delineó.
Gustoso de platicar lo que hace, destacó que es oriundo de la capital y desde pequeño tuvo ese gusto por la gastronomía tabasqueña , por lo que comenzó practicando la elaboración de estos dulces, hasta llegar a la perfección, y además, a añadirles un toque de su sazón para dar como resultado la excelencia.
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“A veces viendo y echando a perder se aprende y a raíz de cuenta se va a aprendiendo poco a poco y día a día le vas dando más el toque a lo típico de uno, a mí lo que me ha gustado es darle el toque personal, igual pero con otra sazón”, acotó.
Finalmente, se dijo orgulloso de la tierra en que nació y de las riquezas de su gente, su comida y su vegetación, por lo que vociferó que hasta los últimos de sus días lleva a Tabasco en el Corazón.