/ viernes 12 de julio de 2024

Tabasco Político / Por dignidad, debe de renunciar

Más allá de que los estatutos del PAN la obligan a presentar su renuncia, junto con todos los demás miembros de la dirigencia estatal, Jemima Alonso Que, debe de presentar su renuncia por dignidad. Por ética, por moral y por cuestiones políticas.

Aferrarse a su cargo, se ve muy mal. Denota de su parte mezquindad, codicia, ambición, ignominia, ignorancia, ruindad.

Si bien es cierto, que es una injusticia echarle toda la culpa del descalabro político-electoral que sufrió el blanquiazul en el reciente proceso electoral; también es una gran verdad, que como dirigente estatal resultó un sonoro y rotundo fracaso.

No solo no ganaron ningún cargo de elección popular de los que se disputaron a nivel federal y estatal, sino que no alcanzaron ni el tres por ciento de la votación emitida, con lo que quedaron afuera de todas las prerrogativas que la ley otorga a los partidos políticos con registro.

Simple y llanamente se dedicó a hacer politiquería en lugar de ponerse a organizar a fondo a la poca militancia panista. Y las consecuencias de su nefasto proceder están a la vista de todos.

Lo mismo hicieron sus demás correligionarios. Y el propio Comité Ejecutivo Nacional albiceleste. Los abandonó a su suerte.

La culpa de la madriza que les acomodaron en las urnas es de todos. Llegaron divididos y enfrentados, y créame, así seguirán, no tienen remedio. La ambición los mata.

Por higiene política, Jemima Alonso Que, debe renunciar a la voz de ¡¡ya!! Entregó pésimas cuentas y debe de pagar por ello.

En serio, que su actuación como dirigente, si es que se le puede llamare así, fue vergonzante, deplorable, ridícula, denigrante, penosa, patética.

Estatutariamente está tronada.

El artículo 86 en su inciso f es clarísimo: “En los casos en los que no se alcance el tres por ciento de la votación en cualquiera de las elecciones locales”.

Su inminente salida es cuestión de tiempo.

¿Para qué entonces a hacerle al cuento? Por no decir a la mamada.

Que renuncie, y punto final.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI” (LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Y en la misma tesitura están sus homólogos del PRI y PRD, Miguel Barrueta Cambrano y Javier Cabrera Sandoval, respectivamente.

También fracasaron como dirigentes.

En lugar de sumar y multiplicar, como aconsejaba en política el ex tinto ideólogo Jesús Reyes Heroles, se dedicaron a dividir y restar. Y es que no ganaron ni una diputación de mayoría relativa. Que era donde supuestamente les iba a ir mejor.

En las alcaldías también les fue de la chingada, pues de las 17 en disputa, solo ganó Jalpa de Méndez el PRD.

Ya que la gubernatura era inalcanzable. Una utopía pues.

Al igual que Alonso Que, se están tardando en dimitir.

¡¡Por favor, señores!! Tengan un poquitito de vergüenza.

Más allá de que los estatutos del PAN la obligan a presentar su renuncia, junto con todos los demás miembros de la dirigencia estatal, Jemima Alonso Que, debe de presentar su renuncia por dignidad. Por ética, por moral y por cuestiones políticas.

Aferrarse a su cargo, se ve muy mal. Denota de su parte mezquindad, codicia, ambición, ignominia, ignorancia, ruindad.

Si bien es cierto, que es una injusticia echarle toda la culpa del descalabro político-electoral que sufrió el blanquiazul en el reciente proceso electoral; también es una gran verdad, que como dirigente estatal resultó un sonoro y rotundo fracaso.

No solo no ganaron ningún cargo de elección popular de los que se disputaron a nivel federal y estatal, sino que no alcanzaron ni el tres por ciento de la votación emitida, con lo que quedaron afuera de todas las prerrogativas que la ley otorga a los partidos políticos con registro.

Simple y llanamente se dedicó a hacer politiquería en lugar de ponerse a organizar a fondo a la poca militancia panista. Y las consecuencias de su nefasto proceder están a la vista de todos.

Lo mismo hicieron sus demás correligionarios. Y el propio Comité Ejecutivo Nacional albiceleste. Los abandonó a su suerte.

La culpa de la madriza que les acomodaron en las urnas es de todos. Llegaron divididos y enfrentados, y créame, así seguirán, no tienen remedio. La ambición los mata.

Por higiene política, Jemima Alonso Que, debe renunciar a la voz de ¡¡ya!! Entregó pésimas cuentas y debe de pagar por ello.

En serio, que su actuación como dirigente, si es que se le puede llamare así, fue vergonzante, deplorable, ridícula, denigrante, penosa, patética.

Estatutariamente está tronada.

El artículo 86 en su inciso f es clarísimo: “En los casos en los que no se alcance el tres por ciento de la votación en cualquiera de las elecciones locales”.

Su inminente salida es cuestión de tiempo.

¿Para qué entonces a hacerle al cuento? Por no decir a la mamada.

Que renuncie, y punto final.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI” (LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

Y en la misma tesitura están sus homólogos del PRI y PRD, Miguel Barrueta Cambrano y Javier Cabrera Sandoval, respectivamente.

También fracasaron como dirigentes.

En lugar de sumar y multiplicar, como aconsejaba en política el ex tinto ideólogo Jesús Reyes Heroles, se dedicaron a dividir y restar. Y es que no ganaron ni una diputación de mayoría relativa. Que era donde supuestamente les iba a ir mejor.

En las alcaldías también les fue de la chingada, pues de las 17 en disputa, solo ganó Jalpa de Méndez el PRD.

Ya que la gubernatura era inalcanzable. Una utopía pues.

Al igual que Alonso Que, se están tardando en dimitir.

¡¡Por favor, señores!! Tengan un poquitito de vergüenza.