Después de todo, el pueblo casi siempre tiene la razón, y en esta ocasión no se equivocó, me refiero a los gobernados nacajuquenses, que desde que inició el irresponsable ex mandato de Sheila Darlin Álvarez, siempre coincidieron que su progenitor Silvestre Álvarez era el que realmente, desde su casa, al estilo, Plutarco Elías Calles, ejercía el poder.
Y en efecto, fue el mismo incompetente ex presidente municipal perredista que se encargo anteayer de confirmar la versión de la población.
Cuando salió a desmentir públicamente las acusaciones fuertes que hizo el actual alcalde petista Roberto Ocaña en contra no solo de Darlin Álvarez, sino también de su ex par.
A la que venció en las urnas la señaló de corrupta, y a su papá de andar detrás de los últimos conflictos que se han sucitado en el municipio.
Y es que Silbeste Álbarez Ramón no le perdona a Roberto Ocaña que haya impedido la reelección de su hija. Y, sobre todo, seguir haciendo los jugosos negocios que hacía en Obras Públicas.
Este es el verdadero motivo de los golpes bajos que ha estado recibiendo el edil de Nacajuca. En donde claramente se ve la mano de Silvestre Ramón.
En Nacajuca como en los otros municipios en los que sucumbió Morena, la ciudadanía votó por el cambio, y cómo no, si el gobierno de Sheila Darlin Álbarez resultó un desastre.
En el que los únicos que se beneficiaron fueron su familia y los “amigos" de quien hacía y deshacía en el ayuntamiento.
Me refiero obviamente a los que acabaron con la quinta y los mangos. A los que se enriquecieron desmedida y groseramente.
Sheila Darlin Álvarez está metida en serios aprietos. Las cuentas no cuadran.
Ojalá y a Roberto Ocaña no le tiemble la mano, y proceda jurídicamente no nada más ante el OSFE, sino también en la Fiscalía.
No nos vaya a salir más tarde con que: "A chuchita la bolsearon", porque va a quedar muy mal ante sus gobernados. Y ante sus propios corrigionarios.
"SQUOD SCRIPSI SCRIPSI"
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
Desde hace algunos días el nombre de Juan José Peralta Fócil viene sonado fuerte para ocupar la titularidad del Órgano Superior de Fiscalización del Estado (OSFE), a decir verdad, no lo conozco a fondo, empero, las referencias que tengo de él son excelentes.
Es un político inteligente, experimentado, eficiente, eficaz y competitivo, y principalmente, probó. Y es bien visto, por propios y extraños, incluiyendo a sus adversarios.
Además de que está en la estima del gobernador, pues aparte de que ya trabajo algún tiempo con él, durante su campaña, jugó un papel importante como estratega.
Por lo que nadie extrañe ni sorprenda si finalmente se queda en el OSFE.
Si no, al tiempo.