No solo los integrantes del gabinete del gobernador electo, Javier May Rodríguez, deberían de ser los más preparados y calificados en sus respectivas áreas de trabajo; también los subsecretarios, directores, subdirectores, coordinadores, jefes de departamentos, etcétera, etcétera, tienen que ser los mejores, los más aptos, los más duchos, y principalmente, honrados.
Incorruptibles, eficientes, eficaces, competitivos, talentosos, creativos, pues.
Y más en aquellas secretarías en las que fueron nombrados hombres o mujeres que no tienen la experiencia que requiere y obliga el cargo público a desempeñar.
En pocas palabras: que todavía van a foguearse, a aprender.
Porque si el jefe resulta un ignorante, desidioso, flojo, valemadrista, huevón, ambicioso, patán, soberbio, arrogante, petulante, y quienes lo acompañan salen igualito a él, pues ya estuvo, que a esa dependencia se la cargó la chingada, y por ende, a Tabasco y sus gobernados.
Para formar un equipo de trabajo con pasta de campeón, lo primero que hay que hacer es seleccionar a funcionarios profesionales, en toda la extensión de la palabra. Porque si el comalcalquense se rodea de mediocres, de cortesanos, de aduladores, de salameros y chismosos, con toda seguridad, no se va a ninguna parte, más que al fracaso, como tantas veces ha ocurrido en los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal).
Para que ello no ocurra, hay que pensar en la entidad y en su población, y olvidarse completamente de los oportunistas, de los amigos, de los cuates, de la familia, de los lambiscones, de los cobardes, de los besas manos, de los "sí señor", de la escoria.
Javier May Rodríguez tiene todo (me refiero a la venia presidencial y al respaldo popular) para hacer un gobierno totalmente diferente a los que han realizados sus antecesores. En los que ha habido buenos, regulares, malos y malísimos, como el del sátrapa y sinverguenza de Arturo Núñez Jiménez.
Definitivamente el peor de todos.
Si lo realiza, como todos están esperando, tabasqueños, y avecindados aquí, siempre se lo agradecerán; de lo contrario, lo maldecirán, a como hoy hacen de varios ex gobernadores.
Si no, al tiempo.
"SQUOD SCRIPSI SCRIPSI" (LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
Si los detractores y contestatarios de la alcaldesa, Aura del Carmen Medina Cano, están pensando que una vez que termine su mandato, se irá a su casa, déjenme decirles que están muy, pero muy equivocados.
Por principio de cuenta, no escuchó "el canto de las sirenas". Se mantuvo o, mejor dicho, continúa siendo fiel a quien la relevará el primero de octubre, me refiero, por supuesto, a Yolanda del Carmen Osuna Huerta, y se dice y escribe fácil, pero ser fiel en el mundo de la política, es verdaderamente difícil, y más en estos tiempos, en el que a veces te ofrecen las perlas de las vírgenes, con tal de que apuñales por la espalda a quien te dio la oportunidad de brillar.
En segundo lugar, su desempeño como edil de la capital tabasqueña fue exitoso. Cumplió a carta cabal.
Y en tercer lugar, políticamente supo manejarse. Demostró oficio y sensibilidad. No la mareo el poder, como suele pasar.
Así que sus adversarios, que por cierto, son muy pocos, se quedarán con las ganas de verla en la banca.
Es más, me atrevo a asegurar, que la maestra Medina Cano, estará muy cerca de su amiga Osuna Huerta.
No se extrañe ni se acongoje, si pasa a ocupar la secretaria General del ayuntamiento, que actualmente preside.
Y a decir verdad, se lo merece. Se lo ganó a pulso.
Ni hablar.
La cochinada del senador ex perredista José Sabino Herrera Dagdug por supuesto que merece nuestra atención, la traición que cometió, es imperdonable, injustocable.
Son de esas puñaladas que profundamente duelen.
Tema que la próxima semana abordaré con puntualidad.
Cuídense es fin de semana. No tomen mucho y si lo hacen inviten.
Dios los bendiga.