/ miércoles 26 de agosto de 2020

Mtro. Julio César Guerrero Salgado | Educación para la vida

En cada ocasión en la que he tenido oportunidad, les manifiesto a los jóvenes lo afortunados que son al recibir una educación en cualquiera de los niveles educativos que existen en México, ya que como muchos sabemos existe un alto porcentaje de rezago educativo en nuestro país.

Hasta 2018 alrededor de 21 millones de mexicanos, es decir un 16.9 % de la población, tenían rezago educativo. Chiapas y Oaxaca contaron con los mayores porcentajes de población con esa carencia, ya que casi tres de cada 10 de sus habitantes la sufrían, según indica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

La Coneval detalló que a partir de datos del Sistema de Información de Derechos Sociales, que muestran el panorama del acceso efectivo al derecho a la educación en México y las brechas de desigualdad existentes entre grupos de población, se encontró que en el país existen desigualdades en el acceso y disfrute de este derecho, sin contar los aspirantes que no ingresan a Bachillerato, y desde luego aquellas personas que no logran una Licenciatura en el nivel superior.

Lo anterior ha hecho muy complejo lograr la cobertura para la atención de jóvenes y adultos en esa condición, y por ende las oportunidades de desarrollo de estas personas es muy difícil; dos factores muy significativos hacen complejo este problema, en primer lugar la migración de los habitantes de zonas rurales hacia las grandes ciudades, dejando de lado la producción del sector primario, agrícola, ganadera etc. Y la mayoría de ellos, por no decir que todos, viven de la economía informal.

Muchos mexicanos no tienen título o cedula, tienen conocimientos que les han permitido ser dueños de un negocio, o bien tienen conocimientos técnicos, como carpintería, mecánica, herrería, albañilería, electricidad, etc. Con esa idea fundamental se creó el Modelo Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT) del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), para acreditar los saberes que tienen los jóvenes y adultos; y que opera a través de las delegaciones estatales, haciendo el tránsito hacia el desarrollo educativo menos azaroso.

Por otra parte, el recorrido durante el desarrollo del ser humano desde su concepción y su paso por cada una de la etapas de la vida es complejo y diferente para cada uno, hoy día sabemos que existen una serie de factores y dificultades que pudieran detener o frenar el aprendizaje de una persona, los conflictos familiares, detonan conflictos emocionales, aspectos disfuncionales como la sensorialidad, hiperactividad, déficit de atención, problemas auditivos, visuales, e inclusive trastornos neurológico o psiquiátricos, y pueden hacer que el aprendizaje no sea una autopista de línea recta, muchas veces el camino es sinuoso, o de curvas, que hace que la educación no tenga la continuidad deseada.

Por esta razón quienes colaboramos en instituciones educativas, tenemos la obligación de realizar lo mejor posible nuestra labor cualquiera que esta sea, estar atentos no solo en la clase o en la administración educativa, sino en la conducta de nuestros alumnos, sus limitaciones, sus debilidades y fortalezas; para que los educandos que están hoy en las aulas reciban una educación de calidad, que les permita a través del tiempo ser profesionistas ocupados no solo en aspectos económicos, sino atentos a lo que ocurre en la comunidad.

La crisis que nos trajo la pandemia, puede ser una gran oportunidad, para ser empáticos, tejer redes de apoyo para resolver nuestras problemáticas, no solo las de mi casa y familia, sino las de mis vecinos, volver a ser las comunidades que solíamos ser en antaño, donde todos nos conocíamos y nos ayudábamos cuando era necesario.

En la Universidad Olmeca, proponemos un modelo de educación permanente, creemos firmemente en que en la vida no se deja de aprender y que la búsqueda constante de nuevos conocimientos debe ser a lo largo de la vida. Debido a ello, contamos con licenciaturas ejecutivas, diseñadas para personas en edad productiva, con responsabilidades fundamentalmente económicas, pero que requieren especializarse, para emprender, ascender y desarrollarse cada uno en su ámbito de competencia.

Me atrevo a decir que las instituciones educativas como la Universidad Olmeca, por donde hacemos que transite la mayoría de nuestros jóvenes, se deben constituyen en un rayo de luz, que alumbra el sendero en medio de la obscuridad.

Mtro. Julio Cesar Guerrero Salgado

Coordinador de Vinculación en la Universidad Olmeca

En cada ocasión en la que he tenido oportunidad, les manifiesto a los jóvenes lo afortunados que son al recibir una educación en cualquiera de los niveles educativos que existen en México, ya que como muchos sabemos existe un alto porcentaje de rezago educativo en nuestro país.

Hasta 2018 alrededor de 21 millones de mexicanos, es decir un 16.9 % de la población, tenían rezago educativo. Chiapas y Oaxaca contaron con los mayores porcentajes de población con esa carencia, ya que casi tres de cada 10 de sus habitantes la sufrían, según indica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

La Coneval detalló que a partir de datos del Sistema de Información de Derechos Sociales, que muestran el panorama del acceso efectivo al derecho a la educación en México y las brechas de desigualdad existentes entre grupos de población, se encontró que en el país existen desigualdades en el acceso y disfrute de este derecho, sin contar los aspirantes que no ingresan a Bachillerato, y desde luego aquellas personas que no logran una Licenciatura en el nivel superior.

Lo anterior ha hecho muy complejo lograr la cobertura para la atención de jóvenes y adultos en esa condición, y por ende las oportunidades de desarrollo de estas personas es muy difícil; dos factores muy significativos hacen complejo este problema, en primer lugar la migración de los habitantes de zonas rurales hacia las grandes ciudades, dejando de lado la producción del sector primario, agrícola, ganadera etc. Y la mayoría de ellos, por no decir que todos, viven de la economía informal.

Muchos mexicanos no tienen título o cedula, tienen conocimientos que les han permitido ser dueños de un negocio, o bien tienen conocimientos técnicos, como carpintería, mecánica, herrería, albañilería, electricidad, etc. Con esa idea fundamental se creó el Modelo Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT) del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), para acreditar los saberes que tienen los jóvenes y adultos; y que opera a través de las delegaciones estatales, haciendo el tránsito hacia el desarrollo educativo menos azaroso.

Por otra parte, el recorrido durante el desarrollo del ser humano desde su concepción y su paso por cada una de la etapas de la vida es complejo y diferente para cada uno, hoy día sabemos que existen una serie de factores y dificultades que pudieran detener o frenar el aprendizaje de una persona, los conflictos familiares, detonan conflictos emocionales, aspectos disfuncionales como la sensorialidad, hiperactividad, déficit de atención, problemas auditivos, visuales, e inclusive trastornos neurológico o psiquiátricos, y pueden hacer que el aprendizaje no sea una autopista de línea recta, muchas veces el camino es sinuoso, o de curvas, que hace que la educación no tenga la continuidad deseada.

Por esta razón quienes colaboramos en instituciones educativas, tenemos la obligación de realizar lo mejor posible nuestra labor cualquiera que esta sea, estar atentos no solo en la clase o en la administración educativa, sino en la conducta de nuestros alumnos, sus limitaciones, sus debilidades y fortalezas; para que los educandos que están hoy en las aulas reciban una educación de calidad, que les permita a través del tiempo ser profesionistas ocupados no solo en aspectos económicos, sino atentos a lo que ocurre en la comunidad.

La crisis que nos trajo la pandemia, puede ser una gran oportunidad, para ser empáticos, tejer redes de apoyo para resolver nuestras problemáticas, no solo las de mi casa y familia, sino las de mis vecinos, volver a ser las comunidades que solíamos ser en antaño, donde todos nos conocíamos y nos ayudábamos cuando era necesario.

En la Universidad Olmeca, proponemos un modelo de educación permanente, creemos firmemente en que en la vida no se deja de aprender y que la búsqueda constante de nuevos conocimientos debe ser a lo largo de la vida. Debido a ello, contamos con licenciaturas ejecutivas, diseñadas para personas en edad productiva, con responsabilidades fundamentalmente económicas, pero que requieren especializarse, para emprender, ascender y desarrollarse cada uno en su ámbito de competencia.

Me atrevo a decir que las instituciones educativas como la Universidad Olmeca, por donde hacemos que transite la mayoría de nuestros jóvenes, se deben constituyen en un rayo de luz, que alumbra el sendero en medio de la obscuridad.

Mtro. Julio Cesar Guerrero Salgado

Coordinador de Vinculación en la Universidad Olmeca