/ jueves 26 de septiembre de 2024

La aventura de cambiarte a ti mismo / "Todo se pega, menos la hermosura"

"Mana ¿Y qué podemos hacer? Absolutamente nada...”

Y cuando, al medio día llego a mi casa a terminar de preparar la comida, le digo a María (que es mi ayudante y brazo derecho para que la casa esté limpia y ordenada), ¿como ves esta situación?

En verdad que tristeza de país y de estado le estamos dejando a nuestros hijos. Y me comentaba que en su poblado, cerca de la cabecera municipal de Cunduacán, aparecen embolsados y desde hace años pasan cosas extrañas, y que en su comunidad están temerosos porque la delincuencia se filtre en su familia.

Curiosamente, tuve la oportunidad de participar en un evento junto con otras personas y hubo un espacio para hablar sobre precisamente eso, la violencia que nos acorrala.

Esto me llevó a cuestionarme exactamente qué es lo que sé sobre el tema, como las causas, consecuencias, etc. Y empecé por identificar algunas creencias sobre el origen y de las causas de la violencia. De ahí el título tan chistoso de esta columna.

Algunos dichos y refranes populares remarcan que la violencia se trae en los genes, como por ejemplo: “De tal palo, tal astilla”, “De mala gallina, huevo malo” y el famosísimo refrán “árbol que nace torcido, jamás su rama endereza”.

Otros, nos señalan que no, que son las circunstancias externas o nuestra comunidad lo que nos lleva a ejercer violencia; como por ejemplo: “La sangre se hereda y el vicio se pega”; y “Todo se pega menos la hermosura”. Esta máxima es de Fracis Bacon (¿si sabes quién es? Si no... San Google) “Las conductas, como las enfermedades, se contagian de unos a otros”. Te doy un adelanto: Bacon fue un filósofo, político, abogado y escritor inglés, padre del empirismo filosófico y científico.

Bueno, pero a todo esto, entre dichos, refranes y creencias populares, resulta que los simples mortales la conocemos de sobra pero en realidad no sabemos, bien a bien, qué rayos es la violencia, y la diferencia que hay con lo que llamamos agresividad.

La diferencia entre la agresividad y la violencia radica en que la violencia es un tipo de agresión extrema, con la intención de causar daño o herir de forma permanente a otra persona. La agresividad, por su parte, es una conducta innata y adaptativa que sirve para definir el territorio y hacer valer los derechos de cada uno.

Le seguí explicando a María, mientras cocinaba, que las conductas violentas las llegamos a normalizar, y que las emociones como ansiedad, depresión, hostilidad, aislamiento, desconfianza, adicciones, dentro de muchas otras cosas, se convierten en el pan nuestro de cada día. Y le comento: María, tú que ves mucho la tv, novelas turcas, el noticiero de la noche, escuchas los comentarios de tu familia en tu comunidad, ¿qué tanto hay de cierto en lo que ves en la tv y que tanto hay de cierto de lo que tu familia comenta?.

¿Qué opinas tú?, entonces me dijo, la verdad estoy hecha bolas, yo solo sé que la cosa está tremenda y no veo para cuando termine. Y yo le contesté, ya somos dos.

La realidad es que la mayoría de nosotros no sabemos afrontar, ni prevenir abuso, violencia, usamos los prejuicios, la cultura del silencio la tenemos tatuada, el ser políticamente correctos, miedo a hacer denuncias porque sabemos que no se imparte la justicia.

Sanmartín (2002), que es un científico y catedrático, muestra una serie de investigaciones sobre la violencia, tomando en cuenta cuestiones biológicas y otras sociales y resultó que en más del 80% de los resultados apuntan a aspectos sociales como principales generadores de violencia. ¿cómo la ves desde ahí?

Ahora, no todo está perdido, hay estudios científicos que han hecho profesionales de la salud mental, y donde se ha demostrado que talleres con estrategias psicopedagógicas, dentro de estas estrategias hay una que es la comunicación asertiva, pueden llegar a modificar las creencias, en adultos y niños, sobre la violencia y abuso.

Se halló una reducción en los mitos acerca del abuso sexual, aumento en el conocimiento y características del abusador.

Por supuesto que cambiar creencias no es sencillo, ni fácil requiere de paciencia y tiempo, considero que cambiando nuestras creencias definitivamente podemos cambiar nuestra vida.

Se requiere de medios masivos que suplan la falta de información y de formación que no se da en nuestras casa, información que nos ayude a mejorar el ambiente familiar.

Tomar una actitud crítica, cuestionando a la autoridad pero bien, con un afán constructivo, la sociedad en general debemos implicarnos en cualquier proceso de cambio que se quiera iniciar. Es necesario desarrollar un conocimiento colectivo, tenemos que empezar por reconocer nuestras debilidades y fortalezas, para poder llegar al origen de nuestros problemas y que de nosotros mismos salgan las soluciones.

Hay que crear nuestras propias ideas, hacer el esfuerzo de entender lo que nos conviene. Hacer el trabajo de ciudadano de tiempo completo, usar nuestro sentido común. Hacer un esfuerzo por diferenciar lo que no es normal de lo que es y lo que es normal y no debería serlo.

Desgraciadamente, en la familia se refuerza la conducta violenta, al validar el “derecho” de los padres a maltratar a sus hijos y al aplicar a los niños castigos de violencia física y verbal segundos de actos de afecto y arrepentimiento.

De esta manera, aprendemos a través de la experiencia (por la agresión) que por lo que se dice y se aconseja.

Gracias por leerme!

"Mana ¿Y qué podemos hacer? Absolutamente nada...”

Y cuando, al medio día llego a mi casa a terminar de preparar la comida, le digo a María (que es mi ayudante y brazo derecho para que la casa esté limpia y ordenada), ¿como ves esta situación?

En verdad que tristeza de país y de estado le estamos dejando a nuestros hijos. Y me comentaba que en su poblado, cerca de la cabecera municipal de Cunduacán, aparecen embolsados y desde hace años pasan cosas extrañas, y que en su comunidad están temerosos porque la delincuencia se filtre en su familia.

Curiosamente, tuve la oportunidad de participar en un evento junto con otras personas y hubo un espacio para hablar sobre precisamente eso, la violencia que nos acorrala.

Esto me llevó a cuestionarme exactamente qué es lo que sé sobre el tema, como las causas, consecuencias, etc. Y empecé por identificar algunas creencias sobre el origen y de las causas de la violencia. De ahí el título tan chistoso de esta columna.

Algunos dichos y refranes populares remarcan que la violencia se trae en los genes, como por ejemplo: “De tal palo, tal astilla”, “De mala gallina, huevo malo” y el famosísimo refrán “árbol que nace torcido, jamás su rama endereza”.

Otros, nos señalan que no, que son las circunstancias externas o nuestra comunidad lo que nos lleva a ejercer violencia; como por ejemplo: “La sangre se hereda y el vicio se pega”; y “Todo se pega menos la hermosura”. Esta máxima es de Fracis Bacon (¿si sabes quién es? Si no... San Google) “Las conductas, como las enfermedades, se contagian de unos a otros”. Te doy un adelanto: Bacon fue un filósofo, político, abogado y escritor inglés, padre del empirismo filosófico y científico.

Bueno, pero a todo esto, entre dichos, refranes y creencias populares, resulta que los simples mortales la conocemos de sobra pero en realidad no sabemos, bien a bien, qué rayos es la violencia, y la diferencia que hay con lo que llamamos agresividad.

La diferencia entre la agresividad y la violencia radica en que la violencia es un tipo de agresión extrema, con la intención de causar daño o herir de forma permanente a otra persona. La agresividad, por su parte, es una conducta innata y adaptativa que sirve para definir el territorio y hacer valer los derechos de cada uno.

Le seguí explicando a María, mientras cocinaba, que las conductas violentas las llegamos a normalizar, y que las emociones como ansiedad, depresión, hostilidad, aislamiento, desconfianza, adicciones, dentro de muchas otras cosas, se convierten en el pan nuestro de cada día. Y le comento: María, tú que ves mucho la tv, novelas turcas, el noticiero de la noche, escuchas los comentarios de tu familia en tu comunidad, ¿qué tanto hay de cierto en lo que ves en la tv y que tanto hay de cierto de lo que tu familia comenta?.

¿Qué opinas tú?, entonces me dijo, la verdad estoy hecha bolas, yo solo sé que la cosa está tremenda y no veo para cuando termine. Y yo le contesté, ya somos dos.

La realidad es que la mayoría de nosotros no sabemos afrontar, ni prevenir abuso, violencia, usamos los prejuicios, la cultura del silencio la tenemos tatuada, el ser políticamente correctos, miedo a hacer denuncias porque sabemos que no se imparte la justicia.

Sanmartín (2002), que es un científico y catedrático, muestra una serie de investigaciones sobre la violencia, tomando en cuenta cuestiones biológicas y otras sociales y resultó que en más del 80% de los resultados apuntan a aspectos sociales como principales generadores de violencia. ¿cómo la ves desde ahí?

Ahora, no todo está perdido, hay estudios científicos que han hecho profesionales de la salud mental, y donde se ha demostrado que talleres con estrategias psicopedagógicas, dentro de estas estrategias hay una que es la comunicación asertiva, pueden llegar a modificar las creencias, en adultos y niños, sobre la violencia y abuso.

Se halló una reducción en los mitos acerca del abuso sexual, aumento en el conocimiento y características del abusador.

Por supuesto que cambiar creencias no es sencillo, ni fácil requiere de paciencia y tiempo, considero que cambiando nuestras creencias definitivamente podemos cambiar nuestra vida.

Se requiere de medios masivos que suplan la falta de información y de formación que no se da en nuestras casa, información que nos ayude a mejorar el ambiente familiar.

Tomar una actitud crítica, cuestionando a la autoridad pero bien, con un afán constructivo, la sociedad en general debemos implicarnos en cualquier proceso de cambio que se quiera iniciar. Es necesario desarrollar un conocimiento colectivo, tenemos que empezar por reconocer nuestras debilidades y fortalezas, para poder llegar al origen de nuestros problemas y que de nosotros mismos salgan las soluciones.

Hay que crear nuestras propias ideas, hacer el esfuerzo de entender lo que nos conviene. Hacer el trabajo de ciudadano de tiempo completo, usar nuestro sentido común. Hacer un esfuerzo por diferenciar lo que no es normal de lo que es y lo que es normal y no debería serlo.

Desgraciadamente, en la familia se refuerza la conducta violenta, al validar el “derecho” de los padres a maltratar a sus hijos y al aplicar a los niños castigos de violencia física y verbal segundos de actos de afecto y arrepentimiento.

De esta manera, aprendemos a través de la experiencia (por la agresión) que por lo que se dice y se aconseja.

Gracias por leerme!