Con todo el rollo político que hay últimamente en nuestro país, noté que me gana la pasión, o mejor dicho, el ego, por creer la mayoría de las veces que solo mi opinión es válida, que todos los demás están equivocados y que nuestro país se está yendo a la fregada porque estamos en manos de unos, a quienes la mayoría les otorgó el poder.
En este contexto de sustos económicos (se desinfló el "Super Peso" y la inflación está imparable, todo cada vez más caro, pero la gente sigue aplaudiendo) me topé con unas cifras interesantes que abocetan un panorama más o menos preciso sobre las mujeres y su relación con el dinero. Leí que, en estos años, las microempresas en las que la mayoría de las mujeres participan, son las que están en la informalidad. Y de las razones que más llamaron mi atención y que además están relacionadas una con la otra, son: primero, que aunque las mujeres tengan un empleo o un pequeño negocio, son las que más horas le dedican a las labores del hogar, entendiendo estas actividades como el cuidado de los hijos, de algún familiar adulto mayor y todo lo que esto conlleva. Lo segundo es que, están prácticamente condenadas a permanecer en la informalidad, por no poder acceder a un financiamiento necesario y soportando las altas tasas de interés, sin educación financiera, ni el apoyo de su pareja sentimental (sobretodo en las labores del hogar) entre otras causas.
Otra realidad es que la mayoría de estos emprendimientos son un ingreso extra que va dirigido al sustento de su familia.
Así que, ya con solamente estos dos aspectos, para una mujer se hace muchísimo más difícil poder lograr un equilibrio entre el trabajo y la familia.
Obviamente esto causa mucho estrés y ahí viene de por medio la salud mental.
He pensado que ese concepto tan manoseado de la "liberación femenina", más que "liberación", parece un castigo divino.
De por sí, con las labores del hogar, aún teniendo alguna persona que te ayude en casa, toda la responsabilidad de los hijos y de la familia, y encima tener que cumplir con horarios de trabajo y otras responsabilidades, pues está en chino.
Y es aquí donde los señores entran en la película. Entiendo que con esto del "empoderamiento" (ya no liberación), el presunto de que las mujeres "todo lo podemos", sin ayuda de nadie, es completamente falso. Exactamente así como los señores tampoco pueden hacer todo solos. Y si eres de las personas que piensa eso, déjame decirte que no es que estés sobrada, sino que tu ego está por los cielos, y eso no necesariamente debería ser motivo de orgullo.
Las mujeres que nos decidimos, por los motivos que sean, a vivir mantenidas por nuestras parejas, o sólo apoyar con la parte del hogar, les tengo una noticia: funciona en la mayoría de los casos, cuando hay un acuerdo de por medio, desde el inicio de la relación. Dicho acuerdo básicamente debería ser que, todo lo que tenga que ver con dinero, no sólo lo decide el proveedor, sino que ambas partes son socios y deben mantenerse informados de todo lo que pasa, y no reservarse ningún dato (ni que fueran de la 4T).
Si eso no funciona así, cuando venga la crisis de la mediana edad, se ponen buenos los cocotazos. ¿Y por qué menciono la crisis de la mediana edad? Porque es cuando empezamos con la etapa de las preguntas existenciales, cuando nos damos cuenta que no hay un sentido, ni un proyecto de vida. Y algo tan importante como la comunicación, el respeto y la confianza no se construyeron en los primeros años, cuando los hijos aún están en casa, pues serán unos años muy difíciles y más dolorosos cuando los hijos se vayan. Y en el peor de los casos, cuando los hijos nunca abandonen el nido.
Con esto quiero recalcar que no estoy generalizando: seguramente hay casos exitosos y diferentes, pero sin duda, hicieron mucho para poder llegar ahí.
Otro dato super interesante es que cada año, más mexicanas se titulan, pero no encuentran empleo, ni tampoco un buen salario. Eso en mi época se usaba mucho, y era "estudiar algo MMC" (mientras me caso y me rescata un príncipe azul, guapo y millonario). Y muchas señoras y jóvenes, hoy decidimos ser microempresarias o "Nenis" (la sigla significa Nuevas Emprendedoras de Negocios por Internet), como única opción, ya que las grandes ligas de los negocios es algo muy difícil de lograr, y si es así, se paga un precio demasiado alto.
Señores y señoras: tenemos un bajísimo nivel de participación en el ámbito de las finanzas personales y en la educación sobre el mejor uso que le podemos dar al dinero, que no sea como medio de control y chantaje. Hay mucho por hacer, pero empezando con un poco de humildad, preguntando qué podemos hacer y ayudarnos como pareja, equipo, cabezas de familia... y no creernos superhumanos.
Señores: ayuden a sus parejas que son madres. Señoras: ayuden a sus parejas que son proveedores. Compartan responsabilidades y con ello tendrán un beneficio adicional, pues podrán evitar el desgaste y hastío en su relación y las carencias en su familia.
Ya para concluir, les cuento que "kakeibo" es un método japonés exclusivo para mujeres, muy efectivo para ahorrar y reducir gastos; ya después veremos otro que es para generar más ingresos ya que no sólo se trata de ahorrar.
A diferencia de otros sistemas de ahorro, este método aplica el 'mindfulness' y la atención plena para evitar los gastos innecesarios. Por favor, gastos innecesarios no son el recibo de luz, de agua, ni el mantenimiento de tu coche, de tu casa, impuestos, salud, y esparcimiento. Pero bueno, ya hablaremos del concepto innecesario en otra columna.
Kakeibo, que se traduce como el ‘libro mayor financiero del hogar’, fue inventado en 1904 por Hani Motoko, la primera mujer periodista de Japón, aunque este sistema fue diseñado para ayudar a las mujeres y señoras trabajadoras a mantenerse al tanto de sus finanzas; no vendría nada mal que también lo usaran los señores.
Se trata de una filosofía financiera centrada en el gasto y el ahorro conscientes y deliberados. ¿Y esto para que nos sirve? Para tener una mayor consciencia sobre por qué realizamos cada compra. La idea se encuentra en aplicar el mindfulness a la hora de gastar y reducir la velocidad a la hora de tomar una decisión de compra. Ufff, ¡que reto! Aquí te van cuatro preguntas que te podrían ayudar:
¿Cuánto dinero tengo? ¿Cuánto puedo ahorrar? ¿Cuánto dinero estoy gastando y en qué? ¿Cómo puedo mejorar?
No se vale decir, "yo lo gano y yo decido", "es mi dinero y lo gasto a como se me da la gana", o "Ya me lo gané"; porque entonces, ya se vuelve un coto de poder.
Señoras, señores: aprendamos a administrar el dinero de forma inteligente, por el bien de todos y de nuestro querido país, empecemos en casita. Con humildad, y con autoconocimiento, darnos el tiempo de tener la visión clara de quiénes somos, y abiertos a recibir conocimientos que nos puedan llevar a lograr una vida mejor.
Gracias por leerme.
Avisos parroquiales: a partir de septiembre, mis colaboraciones aparecerán los miércoles de cada quincena. Adiú