/ lunes 2 de diciembre de 2024

La aventura de cambiarte a ti mismo / Construye tu red de apoyo, organízate para lo bueno

Señoras y señores, construyamos nuestra red de apoyo. Aprendamos a organizarnos para las cosas buenas, no nada más para las pedas y reventones. Busquemos actividades para nuestros hijos, hagamos cosas nuevas, tracemos nuevos proyectos, hagamos ejercicio, organicemos paseos, bailes, practiquemos técnicas de relajación y meditación con nuestros hijos y con nuestra comunidad. Pongamos el ejemplo, en positivo.

Y muy importante: hay que estar informados sobre las diferentes sustancias que hay allá afuera, en las calles, en las escuelas, en espacios públicos, cada vez más al alcance de todos. Informemos a nuestros hijos sobre sus consecuencias (¿ya vieron las imágenes sobre los efectos del fentanilo en calles de las grandes ciudades de Estados Unidos?).

Y por último, pero no menos importante: exigir a nuestras autoridades que garanticen seguridad para todos. No es una cuestión de colores o ideologías; se trata de los que nos conviene como Nación. El estado está no sólo facultado para proveer, prevenir y controlar los delitos y la violencia que generan los delincuentes: es su Obligación. Tenemos evidencia, nuestra historia nos ha demostrado que sin seguridad no hay democracia, ni crecimiento, ni desarrollo. Sin seguridad, no hay buena vida posible.

Los invito, a todos, a no consumir drogas, nunca. No sólo porque no las necesitamos, sino porque es un acto que nos convierte en criminales, al financiar una red delictiva que ya nos rebasa. Nosotros podemos producir, de manera sana, nuestra propia dopamina, nuestro propio placer, nuestra felicidad. Hagamos deporte, pasemos tiempo al aire libre, aprendamos a tener mejores conversaciones con personas que nos importan. Las fiestas y las borracheras, los corridos tumbados, el reguetón que sobaja mujeres, la violencia explícita de las redes sociales, no son todo.

Somos, quiero pensar, mejores que todos eso.

Gracias por leerme.

Señoras y señores, construyamos nuestra red de apoyo. Aprendamos a organizarnos para las cosas buenas, no nada más para las pedas y reventones. Busquemos actividades para nuestros hijos, hagamos cosas nuevas, tracemos nuevos proyectos, hagamos ejercicio, organicemos paseos, bailes, practiquemos técnicas de relajación y meditación con nuestros hijos y con nuestra comunidad. Pongamos el ejemplo, en positivo.

Y muy importante: hay que estar informados sobre las diferentes sustancias que hay allá afuera, en las calles, en las escuelas, en espacios públicos, cada vez más al alcance de todos. Informemos a nuestros hijos sobre sus consecuencias (¿ya vieron las imágenes sobre los efectos del fentanilo en calles de las grandes ciudades de Estados Unidos?).

Y por último, pero no menos importante: exigir a nuestras autoridades que garanticen seguridad para todos. No es una cuestión de colores o ideologías; se trata de los que nos conviene como Nación. El estado está no sólo facultado para proveer, prevenir y controlar los delitos y la violencia que generan los delincuentes: es su Obligación. Tenemos evidencia, nuestra historia nos ha demostrado que sin seguridad no hay democracia, ni crecimiento, ni desarrollo. Sin seguridad, no hay buena vida posible.

Los invito, a todos, a no consumir drogas, nunca. No sólo porque no las necesitamos, sino porque es un acto que nos convierte en criminales, al financiar una red delictiva que ya nos rebasa. Nosotros podemos producir, de manera sana, nuestra propia dopamina, nuestro propio placer, nuestra felicidad. Hagamos deporte, pasemos tiempo al aire libre, aprendamos a tener mejores conversaciones con personas que nos importan. Las fiestas y las borracheras, los corridos tumbados, el reguetón que sobaja mujeres, la violencia explícita de las redes sociales, no son todo.

Somos, quiero pensar, mejores que todos eso.

Gracias por leerme.