Dentro de lo prolongado que será la epidemia en México, al menos este primer brote, cada gobierno estatal debe tomar medidas propias y en Tabasco se volvió necesario ampliar de inmediato la capacidad hospitalaria ante el incremento en la ocupación de camas, principalmente en las de pacientes que no están en estado crítico.
Tabasco alcanzó, de acuerdo a las gráficas de salud federal, 80 por ciento de ocupación en este segmento; en camas para pacientes graves con ventilador, la disponibilidad es de 55 por ciento en promedio, de acuerdo al gobernador Adán Augusto López Hernández.
Para evitar la saturación, el pasado sábado entró en operación un área de Covid en el hospital “Gustavo A. Rovirosa”, más una burbuja hospitalaria que se instalará en próximos días en el Parque Tabasco, así como la apertura de otro nivel en el hospital de Comalcalco y en Cárdenas se coordina algo similar con el Seguro Social.
Hasta el sábado se reportaba un total de 572 hospitalizados en 13 hospitales, 155 de ellos confirmados con Covid-19.
Esta ampliación de atención a pacientes Covid en hospitales no solo conlleva la necesidad de tener la suficiente capacidad sino también incide en los indicadores para que una entidad avance en el semáforo epidemiológico de riesgo y así poder mantener la apertura de ciertas actividades o la posibilidad de abrir otras más. Pero también en sentido contrario.
Otro indicador sobre el control de la epidemia es la positividad de las pruebas, que en Tabasco es de 46 por ciento.
Veremos cómo se comporta en los próximos días la tendencia de casos, luego de 11 días con promedio de 252 casos diarios, hasta el pico de 414 que hubo el sábado, con la explicación de que fueron casos confirmados de días anteriores.
Algo de llamar la atención es que a diferencia del promedio nacional de pacientes recuperados, que es del 60 por ciento del total, en Tabasco es prácticamente del 80 por ciento la recuperación de quienes han sido confirmados por la enfermedad.
Sin duda eso habla del esfuerzo y capacidad por parte del personal de salud en los hospitales de Tabasco, donde incluso se aplican tratamientos a la par de otros países desarrollados para buscar la pronta recuperación de los pacientes.
Por lo pronto el estado también dejó el tercer lugar en casos acumulados en la epidemia, luego que Puebla registra ya más contagios y desde hace varias semanas abandonó el cuarto sitio con mayor número de decesos y se mantiene en séptimo lugar.
El uso correcto y masivo de cubrebocas, el lavado de manos y la sana distancia son medidas que no se pueden relajar, sobre todo cuando ya hay desde hace dos semanas otras actividades en marcha que elevan el riesgo de mayor contagio.
Hasta el momento no parece ser el caso, a diferencia de otras entidades como Nuevo León, Jalisco o Puebla, donde se mantuvo bajo el índice de contagio, pero una vez que retomaron actividades han tenido un súbito y constante incremento de casos, de ahí que en Monterrey por ejemplo se comienza a dar marcha atrás a varias medidas liberadas.
En retrospectiva se puede concluir que el manejo de la epidemia fue para evitar la saturación y rebase de la atención hospitalaria, que hasta el momento se ha logrado con la reconversión y equipamiento hospitalario, a cambio de una epidemia prolongada, por lo cual el número de víctimas en la línea del tiempo será mayor que en otros países.
Por las condiciones de precariedad en el sistema de salud no se tomó la vía de países europeos que tienen hoy muy baja incidencia en casos y en muertes, donde también juegan un papel preponderante las condiciones económicas en las reaperturas, pues en México el empleo informal es abrumador.
Con este panorama, solo resta la vía del autocuidado, acatamiento de las medidas en todo espacio público y también exista por parte de las empresas y los gobiernos la aplicación estricta de los protocolos internos para reducir los riesgos de contagio en los espacios laborales.
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