El dictamen en la Cámara de Senadores con la primera promoción militar del sexenio de Claudia Sheinbaum Pardo quedó listo, y se hará oficial el próximo 20 de noviembre cuando se entreguen los ascensos al grado inmediato superior a 234 oficiales del Ejército y Fuerza Aérea entre los que están nueve generales de división, dos de ellos pilotos aviadores.
La relevancia que adquieren los ascensos en las fuerzas armadas en la coyuntura actual tiene una lectura al interior y exterior del país. Al interior no puede soslayarse el escenario político, donde el populismo de un régimen autocrático será la marca del gobierno otros seis años en el país, con todas las implicaciones que tiene para la agenda de seguridad nacional. La reforma que aniquila al Poder Judicial que, a decir de varios analistas, anula al tribunal constitucional y convierte en letra muerta a la Constitución, es la base fundacional del sistema político que podrá cambiar la ley a su antojo. La ceremonia del 20 de noviembre por el inicio de la Revolución, cuyo resultado fue la Constitución de 1917, quedará hueca porque la Carta Magna que fundó la República contemporánea ha sido anulada como eje rector del Estado mexicano.
Hacia el exterior la agenda militar binacional con los Estados Unidos es el sello distintivo en la mayoría de las hojas de servicios militares de los nuevos generales de división. El factor Donald Trump y su impronta en el Departamento de Defensa estadounidense, requerirá de la experiencia de los militares mexicanos que conocen cómo operan las principales oficinas del Pentágono y las comandancias hemisféricas como el Comando Norte del que las fuerzas armadas mexicanas son aliados estratégicos.
La hoja de servicios de Arturo Coronel Flores, sucesor del general RicardoTrevilla Trejo al frente del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional (EMCDN) y quien encabeza la promoción superior a general de división, resalta por su paso en diversas escuelas militares estadounidenses como Fort Leavenworth, Kansas, donde estudió Comando y Estado Mayor. Al ser parte del grupo compacto del secretario de la Defensa Nacional, es el encargado en la práctica de conducir la relación con los mandos militares norteamericanos. Los generales que ascienden a divisionario que tienen en común operaciones de seguridad en alguno de los cinco estados más violentos del país son Guillermo Briseño Lobera comandante de la tercera región militar con sede en Mazatlán y jurisdicción en los estados de Sinaloa y Durango, quien fue subjefe operativo del EMCDN el sexenio pasado. Roberto Claudio del Rosal Ibarra, comandante de la segunda región en Mexicali, y José Roberto Flores Montes de Oca, de la octava zona militar en Reynosa, Tamaulipas, ponen de relieve las operaciones en la frontera por la crisis migratoria con los avisos de deportación masiva de la nueva administración estadounidense.
El ascenso de Juan José Gómez Ruiz, comandante de la cuarta región militar con sede en Monterrey, quien estuvo hace algunos años en la agregaduría militar en Washington y fue director de la secretaría de la Junta Interamericana de Defensa, va en sintonía con el del general Marco Antonio Álvarez Reyes, quien hasta junio pasado fue presidente del consejo de delegados de la Junta Interamericana de Defensa.
@velediaz424