““Las sociedades humanas, como nunca en la historia, han impactado el funcionamiento natural del planeta. El progreso de la humanidad está ocurriendo a costos muy elevados para la naturaleza, extraemos más recursos de los que se reponen naturalmente y desechamos volúmenes de residuos contaminantes muy por encima de los que la naturaleza puede absorber, incluso con la ayuda de tecnología””.
Julia Carabias, Enero de 2013.
Es un tema que abordo por segunda ocasión este año, es un tema cada vez más recurrente. Han sucedido muchas cosas en estos últimos cinco meses con relación al agua en el mundo y México. En marzo escribí sobre la importancia del agua, expuse la desatención en la gestión y manejo de este recurso, hoy nuevamente insisto en que no hemos hecho bien las cosas pues desde hace dos décadas el agua se ha convertido, en muchas regiones del planeta e incluso de nuestro país, en un factor limitante para la salud humana, la producción de alimentos, el desarrollo económico y el equilibrio en los ecosistemas, alterando la estabilidad social y cada vez mas la mesura política.
En México se ha cambiado el paradigma de que el agua es un recurso natural renovable ilimitado, pero lamentablemente las autoridades siguen pensando que nunca se va a terminar. Así, se han construido ciudades enteras drenando y rellenando cuerpos de agua, desviado cauces de rios y excedido en la extracción del agua de los acuíferos, manto freático o subsuelo.
Pero además hemos incurrido en creciente contaminación del agua por la limitada o inexistente y, en muchos casos, obsoleta infraestructura de tratamiento de aguas residuales e incluso de potabilización. Hemos visto la incapacidad en la gestión hídrica de los gobiernos y el desinterés generalizado de la sociedad. Los usuarios del agua, que somos todos, nos hemos desentendido del problema a pesar de múltiples llamados de los organismos internacionales y de los estudiosos del agua, los ecosistemas y su biodiversidad.
El 12 julio de este año, tardíamente, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) declararon emergencia por sequía en México, anunció el inicio de la sequia severa, extrema o excepcional en diversas cuencas hidrológicas, sobre todo en el norte y centro del país. Entre las medidas que se tomaron en el comunicado publicado en el Diario Oficial de la Federación, estableció a titulares de concesiones para la explotación, uso o aprovechamiento de aguas nacionales, principalmente de los usos industrial y agrícola a seguir las medidas transitorias en las que se preveía la limitación temporal a los derechos mediante la reducción provisional de sus volúmenes concesionados y así, garantizar el abasto de agua para uso doméstico y público urbano a las poblaciones.
No se entiende porque los gobiernos federal y locales no actuaron a tiempo para evitar lo que esta sucediendo en algunas entidades de México, ya desde los años sesentas había sequias severas y en la primera década de este siglo hubo varios episodios de sequía, que pasó inadvertido para el gobierno y la mayor parte de la sociedad. Además considero más grave que desde el año 2020 las precipitaciones pluviales han sido menores a la media anual, reduciendo caudales de los ríos y problemas de niveles en cuerpos de agua lagunares y presas.
En la actualidad la sequía es uno de los problemas que más daños está provocando en la sociedad mexicana, principalmente en el norte y centro del país, donde históricamente se presenta dicho fenómeno meteorológico. La sequía es un fenómeno natural cuya característica principal es la ausencia o la disminución de precipitaciones pluviales durante un periodo que se estima lluvioso, y esta mengua en la cantidad de agua existente y disponible para el abasto humano desencadena una serie de dificultades derivadas de la escasez del líquido que finalmente crea conflictos y desastres sociales, pero también de orden económico por la afectación en la producción de alimentos y en la industria de la transformación
Este tema se ha tomado con responsabilidad en el mundo de la ciencia mundial y mexicana, se han hecho las advertencias oportunas también desde los organismos internacionales como el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, Organización Meteorológica Mundial y la propia Organización de Naciones Unidas pero los gobiernos locales no han aprendido a escuchar ni mucho menos actuar con apego a la cultura de la prevención y la resiliencia; características que también nos aplican como sociedad, quienes nos hemos convertido en espectadores o solo receptores de las dádivas sociales de los gobiernos desde hace décadas, hemos actuado con desinterés, tal vez porque tenemos otros problemas socioeconómicos por resolver mas cercanos a nuestras realidades o simplemente por apatía y en ocasiones por ignorancia.
Deseo pensar que esta situación presente en varias parte del mundo, que también en México se vive, traerá mayor conciencia sobre el tema del agua y que los retos serán enfrentados con responsabilidad y oportunidad, dejando a un lado las decisiones, poco pensadas desde la factibilidad económica y el plano de las alteraciones a los ecosistemas hídricos de las regiones de suministro y recepción del agua, de trasladar agua del sur-sureste hacia el norte, vetar concesiones de agua a ciertas industrias en el norte o decir que la presencia de algún político en tu ciudad trajo las lluvias. Considero que el tema debe ser abordado con mayor responsabilidad, dejando a un lado las ocurrencias o poses políticas.
Con seguridad el tema del agua lo retomaré nuevamente en dos o tres meses más adelante, cuando abunden las lluvias que se pronostican en algunas regiones del país que representará amenaza por las inundaciones, perdida de cosechas, daños al patrimonio familiar y a la infraestructura de comunicación, esperando no existan perdidas humanas. Mientras tanto “aguas con el agua, aguas con el no agua”.
Estimo que aún estamos a tiempo de tomar decisiones desde la sociedad civil para influir que la política hídrica del país se aborde con principios éticos y orientar la política ambiental hacia el cuidado de toda forma de vida, reconociendo que no se ha asumido con responsabilidad la gestión y el manejo integral del agua, generando mayores desigualdades y propiciando escenarios que afectan los ecosistemas y alteran la salud de mucha de nuestra población, ya sea por la escasez o por la abundancia del agua. Aquí la pregunta ¿el agua es aliada o amenaza?...la respuesta, aparentemente sencilla, tiene la complejidad de convertir las amenazas en aliadas para el desarrollo. Que la escasez no continúe incrementándose y la abundancia sea aprovechada para satisfacer las demandas de alimentos y reducir la pobreza además de garantizar la equidad en el acceso al agua y el derecho constitucional para que toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible.
Les invito a que reduzcamos con responsabilidad y ética nuestra huella hídrica.
Villahermosa, Tabasco. A 18 de agosto de 2022.