/ sábado 23 de noviembre de 2024

Democracia virtual / Violencia desbordada

Chiapas y Tabasco son dos entidades de gran importancia para Morena, el nuevo partido hegemónico en el país, pero desafortunadamente en ambos estados ha crecido la violencia a grado tal que se ha desbordado, ha teñido sus calles de sangre y ha enlutado a miles de hogares.

En estos dos estados, el 80 por ciento de la ciudadanía votó a favor de los gobernadores Eduardo Ramírez Aguilar, electo, y Javier May Rodríguez, ya en funciones desde octubre, lo cual confirma la confianza y evidencia la esperanza de la gente en quienes administrarán su destino por los siguientes seis años.

El desafío es descomunal. Meter en orden a los grupos criminales y devolver la paz a estas entidades va a ser una tarea muy difícil, pero eso no quiere decir que sea imposible. Con estrategia, firmeza y determinación se puede lograr.

En Chiapas, el gobernador electo, Eduardo Ramírez Aguilar, ya anunció que desde el primer minuto de su mandato se verán los resultados.

Pareciera una actitud temeraria, pero seguramente por el trabajo que ha realizado durante todos estos meses, después de recibir su constancia de mayoría, le hace afirmar que las cosas van a cambiar.

La transformación en Chiapas, en materia de seguridad, es una necesidad urgente, pues los crímenes han aumentado y el atrevimiento de los maleantes también.

Apenas el miércoles de esta semana que concluye, a la sombra del atardecer, dos grupos opuestos de delincuentes se encontraron en el bulevar Belisario Domínguez, la avenida principal de Tuxtla Gutiérrez, y accionaron sus armas sin pensar en los daños colaterales que podrían generar.

En esa balacera perdió la vida la adolescente de 16 años de edad Yuritza Alivani, quien viajaba en una combi del servicio colectivo que quedó en medio del fuego cruzado en la capital de Chiapas.

Lo más patético del suceso es que está menor de edad había huido, junto con su familia, de la violencia criminal que ya no se soporta en el municipio de Frontera Comalapa y, en Tuxtla, encontró la muerta por el mismo motivo.

Es decir, los criminales operan a todas horas, todos los días, en todas partes del territorio y no hay manera de que se puedan contener.

Por eso es que el gobernador electo de esta entidad señaló que ha tomado nota de todo y aplicará la ley desde el momento en que levante la mano derecha hacia el frente y rinda protesta en el Congreso del Estado.

El canto de las armas de los criminales ha enlutado a una familia más, una familia de bien, temerosa de Dios porque la niña fallecida servía en una iglesia presbiteriana y se dedicaba a cantar alabanzas al todopoderoso.

Ojalá y todos los anhelos del corazón del gobernador electo se cumplan y se apague de una vez esta violencia desbordada que no respeta clases sociales, credos ni religiones, status social o color de piel.

Ojalá que Chiapas vuelva a ser ese jirón de México donde impere la paz y las circunstancias no sean “Para saber que a veces también era la indescriptible esencia de una lágrima, algo así como un grito que se apaga y un suspiro de fe que se reprime”, como dijo el poeta Enoch Cancino Casahonda en su verso.

En Tabasco también se ha construido la expectativa de que Javier May hará hasta lo imposible por devolver a esa entidad la tranquilidad que le ha sido robada en los últimos años.

Todavía queda pendiente la explicación que pidió, un día en su conferencia mañanera, a los gobernadores que lo antecedieron, Adán Augusto López Hernández y Carlos Manuel Merino Campos, en cuanto a la existencia o no de pactos con las bandas criminales. Ese es un tema que no se puede soslayar.

Asimismo, los grupos políticos deben anteponer la seguridad de sus gobernados y no los intereses propios, porque mientras no haya una respuesta a la altura de las circunstancias, el pueblo bueno seguirá sufriendo las consecuencias de los criminales y la sangre inocente teñirá de rojo las calles y clamará justicia desde las entrañas de la tierra.

Sassón

Para acabarla de amolar, sin organismos autónomos los gobiernos serán no solamente opacos sino totalmente oscuros, no rendirán cuentas a nadie y la información que verdaderamente vale la pena será cada día más escasa.

Chiapas y Tabasco son dos entidades de gran importancia para Morena, el nuevo partido hegemónico en el país, pero desafortunadamente en ambos estados ha crecido la violencia a grado tal que se ha desbordado, ha teñido sus calles de sangre y ha enlutado a miles de hogares.

En estos dos estados, el 80 por ciento de la ciudadanía votó a favor de los gobernadores Eduardo Ramírez Aguilar, electo, y Javier May Rodríguez, ya en funciones desde octubre, lo cual confirma la confianza y evidencia la esperanza de la gente en quienes administrarán su destino por los siguientes seis años.

El desafío es descomunal. Meter en orden a los grupos criminales y devolver la paz a estas entidades va a ser una tarea muy difícil, pero eso no quiere decir que sea imposible. Con estrategia, firmeza y determinación se puede lograr.

En Chiapas, el gobernador electo, Eduardo Ramírez Aguilar, ya anunció que desde el primer minuto de su mandato se verán los resultados.

Pareciera una actitud temeraria, pero seguramente por el trabajo que ha realizado durante todos estos meses, después de recibir su constancia de mayoría, le hace afirmar que las cosas van a cambiar.

La transformación en Chiapas, en materia de seguridad, es una necesidad urgente, pues los crímenes han aumentado y el atrevimiento de los maleantes también.

Apenas el miércoles de esta semana que concluye, a la sombra del atardecer, dos grupos opuestos de delincuentes se encontraron en el bulevar Belisario Domínguez, la avenida principal de Tuxtla Gutiérrez, y accionaron sus armas sin pensar en los daños colaterales que podrían generar.

En esa balacera perdió la vida la adolescente de 16 años de edad Yuritza Alivani, quien viajaba en una combi del servicio colectivo que quedó en medio del fuego cruzado en la capital de Chiapas.

Lo más patético del suceso es que está menor de edad había huido, junto con su familia, de la violencia criminal que ya no se soporta en el municipio de Frontera Comalapa y, en Tuxtla, encontró la muerta por el mismo motivo.

Es decir, los criminales operan a todas horas, todos los días, en todas partes del territorio y no hay manera de que se puedan contener.

Por eso es que el gobernador electo de esta entidad señaló que ha tomado nota de todo y aplicará la ley desde el momento en que levante la mano derecha hacia el frente y rinda protesta en el Congreso del Estado.

El canto de las armas de los criminales ha enlutado a una familia más, una familia de bien, temerosa de Dios porque la niña fallecida servía en una iglesia presbiteriana y se dedicaba a cantar alabanzas al todopoderoso.

Ojalá y todos los anhelos del corazón del gobernador electo se cumplan y se apague de una vez esta violencia desbordada que no respeta clases sociales, credos ni religiones, status social o color de piel.

Ojalá que Chiapas vuelva a ser ese jirón de México donde impere la paz y las circunstancias no sean “Para saber que a veces también era la indescriptible esencia de una lágrima, algo así como un grito que se apaga y un suspiro de fe que se reprime”, como dijo el poeta Enoch Cancino Casahonda en su verso.

En Tabasco también se ha construido la expectativa de que Javier May hará hasta lo imposible por devolver a esa entidad la tranquilidad que le ha sido robada en los últimos años.

Todavía queda pendiente la explicación que pidió, un día en su conferencia mañanera, a los gobernadores que lo antecedieron, Adán Augusto López Hernández y Carlos Manuel Merino Campos, en cuanto a la existencia o no de pactos con las bandas criminales. Ese es un tema que no se puede soslayar.

Asimismo, los grupos políticos deben anteponer la seguridad de sus gobernados y no los intereses propios, porque mientras no haya una respuesta a la altura de las circunstancias, el pueblo bueno seguirá sufriendo las consecuencias de los criminales y la sangre inocente teñirá de rojo las calles y clamará justicia desde las entrañas de la tierra.

Sassón

Para acabarla de amolar, sin organismos autónomos los gobiernos serán no solamente opacos sino totalmente oscuros, no rendirán cuentas a nadie y la información que verdaderamente vale la pena será cada día más escasa.