/ martes 30 de julio de 2024

Democracia virtual | Maduro, el usurpador

La duda del triunfo electoral de Nicolás Maduro ha trascendido las fronteras de Venezuela. Hasta el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ha pedido al gobierno del usurpador que cuente de nuevo los votos “con total transparencia”.

Corina Machado y Edmundo González habían proclamado el triunfo de la oposición, con un 70 por ciento de los votos a su favor, hasta la madrugada del lunes.

Sin embargo, más tarde, el Consejo Nacional Electoral (CNE), bajo el control chavista, dio la vuelta a los resultados y aseguró que con un 80 por ciento de las mesas escrutadas, Maduro fue reelecto para un tercer mandato, con 5 millones 150 mil 92 votos, un 51.2 por ciento del total de los sufragios, en tanto que el líder opositor, Edmundo González, habría logrado 4 millones 445 mil 978 papeletas, un 44.2 por ciento.

Lo increíble de los resultados es que desde 2004 el voto en Venezuela es automatizado y, antes de proclamar el triunfo del dictador, Elvis Amoroso, representante del CNE, denunció un “ataque terrorista” que supuestamente retrasó la transmisión de datos.

Cada máquina que se utiliza para llevar a cabo la jornada de votación, guarda el registro en el sistema y emite una papeleta que los votantes depositan en una urna, lo cual permite una verificación de los votos tanto electrónica como física.

Si no se lleva a cabo un nuevo conteo transparente y pulcro, las cosas se van a complicar en aquella nación, en la que sus habitantes están hartos de un sistema de gobierno que no funciona, el cual ha provocado que miles de familias salgan diariamente a exponer sus vidas para alcanzar el sueño americano… o mexicano, cuando menos.

El ataque terrorista al que se hace mención no fue precisamente al árbitro electoral, sino más bien a la voluntad popular expresada por millones de ciudadanos que, en este momento, se encuentran tristes y descontentos porque están seguros que, a la hora de emitir el sufragio, lo hicieron en contra de Maduro y a favor de Edmundo González.

Esto levantó sospechas no solo de la oposición venezolana, sino también de otros países como Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Uruguay y República Dominicana, además de la ONU, quienes expresaron que se deben revisar los resultados con absoluta transparencia, para dar credibilidad al proceso.

La reacción de Nicolás Maduro, investido nuevamente como presidente de Venezuela, fue retirar de inmediato a sus representantes diplomáticos de esas seis naciones, así como también pedirles que regresen a los suyos de las embajadas que ocupan en Venezuela.

Los inconformes acusan que antes y durante el proceso electoral que había despertado la esperanza de todo el pueblo para restablecer la democracia, se observó falta de transparencia, manipulación, carencia de credibilidad, resistencia a la observación electoral internacional, uso de recursos del Estado e intimidación a la oposición.

Con todo ese bagaje de irregularidades, los opositores han desconocido los resultados y ha iniciado el caos en Venezuela.

Mientras el usurpador cínicamente señala que triunfó la paz, el amor y la democracia, en las calles han empezado a sonar las cacerolas y se han generado disturbios y enfrentamientos con las autoridades. Hasta la tarde de ayer ya se vivía un desorden en Caracas y Barquisimeto, entre otras localidades.

Las redes sociales empezaron a dar cuenta de las manifestaciones a través de videos que, de inmediato, se hicieron virales.

Ante todo lo que ha pasado en Venezuela y la dificultad de países del continente americano de creer los resultados de un CNE que está en manos del gobierno y que pudo haber ejecutado una caída del sistema similar a la de 1988 en México, es necesario que se recuenten los votos, mesa por mesa, de forma pulcra y transparente, a fin de despejar cualquier duda y legitimar el proceso.

Es claro que el pueblo no está conforme y las manifestaciones pueden subir de nivel, en una especie de revolución en contra de quien, hasta este momento, se ha erigido como el usurpador del poder venezolano.

Sassón

Mensaje de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, en su cuenta de X: “Lo que vimos ayer en Venezuela no tiene otro nombre más que fraude. Una ‘elección’ donde el resultado oficial no tiene relación con la realidad. Algo evidente para cualquiera. Rompimos relaciones diplomáticas con Maduro desde hace 4 años. No las reabriremos hasta que su pueblo pueda elegir a sus líderes en elecciones de verdad”.

La duda del triunfo electoral de Nicolás Maduro ha trascendido las fronteras de Venezuela. Hasta el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ha pedido al gobierno del usurpador que cuente de nuevo los votos “con total transparencia”.

Corina Machado y Edmundo González habían proclamado el triunfo de la oposición, con un 70 por ciento de los votos a su favor, hasta la madrugada del lunes.

Sin embargo, más tarde, el Consejo Nacional Electoral (CNE), bajo el control chavista, dio la vuelta a los resultados y aseguró que con un 80 por ciento de las mesas escrutadas, Maduro fue reelecto para un tercer mandato, con 5 millones 150 mil 92 votos, un 51.2 por ciento del total de los sufragios, en tanto que el líder opositor, Edmundo González, habría logrado 4 millones 445 mil 978 papeletas, un 44.2 por ciento.

Lo increíble de los resultados es que desde 2004 el voto en Venezuela es automatizado y, antes de proclamar el triunfo del dictador, Elvis Amoroso, representante del CNE, denunció un “ataque terrorista” que supuestamente retrasó la transmisión de datos.

Cada máquina que se utiliza para llevar a cabo la jornada de votación, guarda el registro en el sistema y emite una papeleta que los votantes depositan en una urna, lo cual permite una verificación de los votos tanto electrónica como física.

Si no se lleva a cabo un nuevo conteo transparente y pulcro, las cosas se van a complicar en aquella nación, en la que sus habitantes están hartos de un sistema de gobierno que no funciona, el cual ha provocado que miles de familias salgan diariamente a exponer sus vidas para alcanzar el sueño americano… o mexicano, cuando menos.

El ataque terrorista al que se hace mención no fue precisamente al árbitro electoral, sino más bien a la voluntad popular expresada por millones de ciudadanos que, en este momento, se encuentran tristes y descontentos porque están seguros que, a la hora de emitir el sufragio, lo hicieron en contra de Maduro y a favor de Edmundo González.

Esto levantó sospechas no solo de la oposición venezolana, sino también de otros países como Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Uruguay y República Dominicana, además de la ONU, quienes expresaron que se deben revisar los resultados con absoluta transparencia, para dar credibilidad al proceso.

La reacción de Nicolás Maduro, investido nuevamente como presidente de Venezuela, fue retirar de inmediato a sus representantes diplomáticos de esas seis naciones, así como también pedirles que regresen a los suyos de las embajadas que ocupan en Venezuela.

Los inconformes acusan que antes y durante el proceso electoral que había despertado la esperanza de todo el pueblo para restablecer la democracia, se observó falta de transparencia, manipulación, carencia de credibilidad, resistencia a la observación electoral internacional, uso de recursos del Estado e intimidación a la oposición.

Con todo ese bagaje de irregularidades, los opositores han desconocido los resultados y ha iniciado el caos en Venezuela.

Mientras el usurpador cínicamente señala que triunfó la paz, el amor y la democracia, en las calles han empezado a sonar las cacerolas y se han generado disturbios y enfrentamientos con las autoridades. Hasta la tarde de ayer ya se vivía un desorden en Caracas y Barquisimeto, entre otras localidades.

Las redes sociales empezaron a dar cuenta de las manifestaciones a través de videos que, de inmediato, se hicieron virales.

Ante todo lo que ha pasado en Venezuela y la dificultad de países del continente americano de creer los resultados de un CNE que está en manos del gobierno y que pudo haber ejecutado una caída del sistema similar a la de 1988 en México, es necesario que se recuenten los votos, mesa por mesa, de forma pulcra y transparente, a fin de despejar cualquier duda y legitimar el proceso.

Es claro que el pueblo no está conforme y las manifestaciones pueden subir de nivel, en una especie de revolución en contra de quien, hasta este momento, se ha erigido como el usurpador del poder venezolano.

Sassón

Mensaje de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, en su cuenta de X: “Lo que vimos ayer en Venezuela no tiene otro nombre más que fraude. Una ‘elección’ donde el resultado oficial no tiene relación con la realidad. Algo evidente para cualquiera. Rompimos relaciones diplomáticas con Maduro desde hace 4 años. No las reabriremos hasta que su pueblo pueda elegir a sus líderes en elecciones de verdad”.