/ sábado 27 de julio de 2024

Democracia virtual | ¡Claro que México está transformado!

Bastaron seis años del gobierno de Morena para que en México se empezara a vivir una crisis similar a la que han padecido y todavía padecen algunos países de Centroamérica. En los años 80’s la guerrilla expulsó a miles de guatemaltecos que se refugiaron en Chiapas, y ahora (paradojas de la vida), cientos de chiapanecos han iniciado un éxodo hacia Guatemala en busca de la paz que les ha robado el crimen organizado en la zona fronteriza.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha vivido seis años de una oscura fantasía, en la que el terror que viven los mexicanos a causa de la violencia asentada en el país, para él es sinónimo de vivir “feliz, feliz, feliz”.

La negación de la realidad no quiere decir que todo marche bien en la nación y una prueba palpable, es que los chiapanecos se han visto en la necesidad de salir huyendo hacia el Sur del continente.

¡Claro que México se ha transformado! en los últimos seis años. ¡Por supuesto que sí! En los gobiernos anteriores del viejo PRI había una dictadura perfecta, pero se tenía el control de la criminalidad, excepto con el panista Felipe Calderón cuando el gobierno le declaró la guerra al narco y el país se descompuso.

En el sexenio de Morena pareciera que los gobernantes han abdicado el poder a los grupos criminales, quienes operan como amos y señores y toman posesión de los pueblos donde consideran que deben controlar rutas para el tráfico de personas, drogas y armas, entre otras cosas, sin que las autoridades puedan frenarlos.

Esta pesadilla inició con el sueño fantástico de Andrés Manuel López Obrador de asentar una verdadera dictadura, la de un solo partido y de un solo hombre, aunque haya heredado ya el Poder Ejecutivo a una mujer.

Es un hecho que ha sentado las bases de su proyecto de gobierno dictatorial, y quiere sellarlo con la reforma al Poder Judicial para que no quede duda que durante su mandato se hizo todo para mantener el poder absoluto. En este momento cuenta con el control total de los poderes Ejecutivo y Legislativo, solo le falta ese y está a menos de 40 días de lograrlo.

Durante todo el sexenio, López Obrador se dedicó a realizar un adoctrinamiento ciudadano, para que en las elecciones pasadas del 2 de junio, su partido, Morena, volviera a ganar la Presidencia de la República y alcanzara la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, a efecto de desaparecer la Constitución que le impide hacer lo que le venga en gana, y construir una nueva con todas las ventajas para perpetuar a ese instituto político en el poder.

Ese fue “su trabajo”, hacer campaña permanente desde el púlpito mañanero. Durante los últimos seis años no se dedicó a gobernar, mucho menos a resolver los problemas verdaderamente importantes que afectan a la gran mayoría de los mexicanos.

No resolvió el problema de la corrupción sino más bien la fomentó. No regresó el Ejército a los cuarteles sino que los sacó totalmente a las calles y, lo que es peor, lo corrompió. No disminuyó la criminalidad, a ésta le dio garantía de “abrazos, no balazos”, y las estadísticas de muertos lo confirman.

El triunfo de las elecciones pasadas se justifica con los 35 millones de pobres, y no tan pobres, que se benefician económicamente cada bimestre con programas sociales, además de otros trinquetes comiciales que se especulan, pero en realidad existen otros 91 millones de mexicanos que sufren en carne propia las consecuencias del desgobierno.

Tristemente los mexicanos, de Chiapas, para empezar, han tenido que salir huyendo de su país hacia Guatemala.

Es increíble que mientras miles de centroamericanos cruzan diariamente la frontera para ir en busca del sueño americano, nuestros compatriotas tengan que emigrar hacia esa zona del continente, donde se supone que hay menos oportunidades de vivir dignamente y todo porque al presidente López Obrador poco le importó garantizar la seguridad de los mexicanos.

La pregunta es ¿qué estado seguirá? ¿Será que ahora los habitantes de las entidades más cercanas a la frontera Sur tengan que escabullirse hacia El Salvador? ¿Será que México se poblará de centroamericanos y Centroamérica de mexicanos? ¡Qué triste realidad se vive en el país! La mera verdad.

Sassón

Todavía falta ver quién ganará la elección en los Estados Unidos de Norteamérica. Tanto Donald Trump como Kamala Harris no están dispuestos a abrir las puertas del vecino país para que los invadan migrantes, ni tampoco están dispuestos a permitir que sigan envenenando a sus paisanos con todo tipo de drogas.

Bastaron seis años del gobierno de Morena para que en México se empezara a vivir una crisis similar a la que han padecido y todavía padecen algunos países de Centroamérica. En los años 80’s la guerrilla expulsó a miles de guatemaltecos que se refugiaron en Chiapas, y ahora (paradojas de la vida), cientos de chiapanecos han iniciado un éxodo hacia Guatemala en busca de la paz que les ha robado el crimen organizado en la zona fronteriza.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha vivido seis años de una oscura fantasía, en la que el terror que viven los mexicanos a causa de la violencia asentada en el país, para él es sinónimo de vivir “feliz, feliz, feliz”.

La negación de la realidad no quiere decir que todo marche bien en la nación y una prueba palpable, es que los chiapanecos se han visto en la necesidad de salir huyendo hacia el Sur del continente.

¡Claro que México se ha transformado! en los últimos seis años. ¡Por supuesto que sí! En los gobiernos anteriores del viejo PRI había una dictadura perfecta, pero se tenía el control de la criminalidad, excepto con el panista Felipe Calderón cuando el gobierno le declaró la guerra al narco y el país se descompuso.

En el sexenio de Morena pareciera que los gobernantes han abdicado el poder a los grupos criminales, quienes operan como amos y señores y toman posesión de los pueblos donde consideran que deben controlar rutas para el tráfico de personas, drogas y armas, entre otras cosas, sin que las autoridades puedan frenarlos.

Esta pesadilla inició con el sueño fantástico de Andrés Manuel López Obrador de asentar una verdadera dictadura, la de un solo partido y de un solo hombre, aunque haya heredado ya el Poder Ejecutivo a una mujer.

Es un hecho que ha sentado las bases de su proyecto de gobierno dictatorial, y quiere sellarlo con la reforma al Poder Judicial para que no quede duda que durante su mandato se hizo todo para mantener el poder absoluto. En este momento cuenta con el control total de los poderes Ejecutivo y Legislativo, solo le falta ese y está a menos de 40 días de lograrlo.

Durante todo el sexenio, López Obrador se dedicó a realizar un adoctrinamiento ciudadano, para que en las elecciones pasadas del 2 de junio, su partido, Morena, volviera a ganar la Presidencia de la República y alcanzara la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, a efecto de desaparecer la Constitución que le impide hacer lo que le venga en gana, y construir una nueva con todas las ventajas para perpetuar a ese instituto político en el poder.

Ese fue “su trabajo”, hacer campaña permanente desde el púlpito mañanero. Durante los últimos seis años no se dedicó a gobernar, mucho menos a resolver los problemas verdaderamente importantes que afectan a la gran mayoría de los mexicanos.

No resolvió el problema de la corrupción sino más bien la fomentó. No regresó el Ejército a los cuarteles sino que los sacó totalmente a las calles y, lo que es peor, lo corrompió. No disminuyó la criminalidad, a ésta le dio garantía de “abrazos, no balazos”, y las estadísticas de muertos lo confirman.

El triunfo de las elecciones pasadas se justifica con los 35 millones de pobres, y no tan pobres, que se benefician económicamente cada bimestre con programas sociales, además de otros trinquetes comiciales que se especulan, pero en realidad existen otros 91 millones de mexicanos que sufren en carne propia las consecuencias del desgobierno.

Tristemente los mexicanos, de Chiapas, para empezar, han tenido que salir huyendo de su país hacia Guatemala.

Es increíble que mientras miles de centroamericanos cruzan diariamente la frontera para ir en busca del sueño americano, nuestros compatriotas tengan que emigrar hacia esa zona del continente, donde se supone que hay menos oportunidades de vivir dignamente y todo porque al presidente López Obrador poco le importó garantizar la seguridad de los mexicanos.

La pregunta es ¿qué estado seguirá? ¿Será que ahora los habitantes de las entidades más cercanas a la frontera Sur tengan que escabullirse hacia El Salvador? ¿Será que México se poblará de centroamericanos y Centroamérica de mexicanos? ¡Qué triste realidad se vive en el país! La mera verdad.

Sassón

Todavía falta ver quién ganará la elección en los Estados Unidos de Norteamérica. Tanto Donald Trump como Kamala Harris no están dispuestos a abrir las puertas del vecino país para que los invadan migrantes, ni tampoco están dispuestos a permitir que sigan envenenando a sus paisanos con todo tipo de drogas.