Si bien el viernes hubo señales de distensión al activarse el mecanismo de control de daños en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, luego de que desde su púlpito mañanero el tabasqueño exhibiera los presuntos ingresos anuales de Carlos Loret de Mola, el conflicto escaló ayer en el día 18 del escándalo, con la amenaza del tabasqueño de revelar las propiedades del yucateco y emplazar a declarar sus bienes a otros periodistas como Joaquín López Dóriga, así como a los escritores Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín.
Cuando todos esperaban que esta semana el presidente diera una “pausa” a su pleito a navaja limpia con el reportero, esto a raíz de la operación de alto nivel realizada el mismo viernes con las tres principales televisoras privadas del país para esconder la información de la conferencia de prensa mañanera de ese día exhibiendo el supuesto salario anual del yucateco, el mandatario volvió a mostrar este lunes en cadena nacional la imagen con los presuntos depósitos en las cuentas bancarias del autor de la columna Historias de Reportero.
El presidente se llevó 41 minutos con 43 segundos en defender a su primogénito José Ramón, y –entre otras cosas– dijo que actuaba “en legítima defensa” y que no se iba a quedar de brazos cruzados mientras el comunicador lo atacaba.
Además, señaló que “por el momento” no revelaría las propiedades de Loret en México y en el extranjero.
Asimismo, le restó importancia al hecho de que el “hashtag” #TodosSomosLoret haya sido tendencia internacional el viernes del ataque presidencial; admitió no tener pruebas, pero señaló que sus adversarios pudieron haber comprado “robots” para posicionar al periodista.
Este lunes, según dio a conocer el periodista Raymundo Riva Palacio en su noticiero matutino Estrictamente Personal en ForoTV, de Televisa, mil 600 medios nacionales y extranjeros dedicaron el 30 por ciento de sus noticias a José Ramiro López Beltrán y la casa gris en Houston, convirtiéndose así en el tema principal de la agenda pública de México al arranque de la semana.
Hasta el viernes pasado, la firma Metrics había registrado que el choque entre el periodista y el presidente había tenido un alcance de 37 millones de personas, de las cuales más del 90 por ciento se manifestó a favor del ex conductor de Televisa.
Este porcentaje, que técnicamente es difícil de alterar, es similar al rechazo que mantuvo al final de su sexenio Enrique Peña Nieto mientras crecía López Obrador, lo cual podría sugerir que el régimen necesita una estrategia para desinflar el tema y que la única manera lógica era ya no echarle más combustible, lo que hizo la mañana de ayer el presidente.
A pesar de ello, el que se haya operado para que Televisa, Imagen Televisión y TV Azteca no sacaran nada en sus noticieros del viernes sobre la acometida presidencial a Loret, hace suponer que el gobierno trató de evitar que el tema se saliera de las redes sociales y entrara al terreno de los medios establecidos.
De la prensa formal, solo los columnistas siguen alimentando la pira, mas la réplica en las herramientas virtuales ha masificado la colisión: se calcula que ya más de 50 millones de personas se han enterado de cómo el presidente acribilló a Loret.
El acto de poder desmesurado entró en otra fase al advertir el tabasqueño que puede revelar también la información de las propiedades de Loret, incluyendo en el paquete a López Dóriga, a Enrique Krauze y a Aguilar Camín.