En Tabasco, la fuerza de la llamada ‘Cuarta transformación’ –o lo que es lo mismo: la influencia del presidente Andrés Manuel López Obrador– es tal, que aun políticos moribundos han sido resucitados y ahora juegan en la primera línea de Morena; es el caso del diputado federal Mario Llergo Latournerie.
Nadie daba por él un centavo partido por la mitad en 2015 que buscó la candidatura del Revolucionario Institucional a presidente municipal de Centro: arrastraba la losa de haber sido uno de los principales operadores de Jesús Alí de la Torre, quien ha pasado a la historia por ser el primer priísta en perder una elección para gobernador.
Por esas fechas el personaje era asiduo de un café ubicado en Plaza Olmeca, y tenía un viejo Volkswagen en color rojo tuneado con el que repartía propaganda en contra del gobierno por cobrar tenencia vehicular.
En una ocasión que estaba siendo entrevistado en ese lugar por el colega René Alberto López, sacó una libretita –como las que se hicieron populares en la serie de televisión de Pablo Escobar Gaviria– para apuntar el cargo que le había prometido al periodista en caso de ganar la alcaldía.
Llergo no ocupaba ningún cargo, pero acaso sus ahorros como priísta –manejó los recursos de la campaña de Jesús Alí– le permitían mantener una vida holgada e incluso patrocinar su propio proselitismo.
Políticamente acorralado (el gobierno perredista de Arturo Núñez Jiménez lo perseguía, al punto de que corrieron a un familiar cercano a él que trabajaba en una universidad pública), logró que el tricolor lo considerara precandidato a la alcaldía del municipio de la capital.
Pero la vida le cambió cuando apareció en Morena en la campaña de 2018, al grado de que en la primera mitad de la administración de Adán Augusto López Hernández fue secretario del Bienestar, desde donde auditó los recursos del DIF Tabasco a cargo de Martha Lilia López Aguilera, esposa de Núñez, y aportó las pruebas para que la justicia llegara a ella, si bien el caso nunca fue agotado por razones políticas.
Más aún: en la definición de las candidaturas para las elecciones intermedias de 2021, Llergo fue encartado como aspirante a la candidatura del vinotinto a la alcaldía de Centro.
En su equipo aseguran que, llegado el momento, el primer morenista de Tabasco le hizo saber que no sería edil capitalino porque lo necesitaba en la Ciudad de México como diputado federal.
Y, en efecto, como integrante de la bancada de Morena en San Lázaro fue nombrado representante del partido del presidente López Obrador ante el Instituto Nacional Electoral (INE), desde donde participa en el primer círculo del morenismo.
Ha sido, pues, notable que la fortuna le ha sonreído: de político venido a menos que deambulaba de café en buscando espacios en la prensa, ahora participa al lado del secretario de Gobernación en temas que tienen que ver con la sucesión presidencial.
No solo eso: controla al alcalde de Cunduacán, Jesús Abraham Cano González, a quien considera parte de la avanzada para su virtual candidatura a la gubernatura en 2024.
Además, tiene ascendencia sobre la presidenta de Teapa, Alma Rosa Espadas Hernández, que encabeza un movimiento de alcaldes contra la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para exigir que la empresa pague “derecho de piso” por tener postes de luz en los municipios.
El sustento político de Espadas Hernández es precisamente el ex priísta, con quien está emparentado políticamente.