/ miércoles 4 de diciembre de 2024

Columna invitada / Mirada de Medusa: Todas somos Camila

Gudelia Delgado Meza

Camila fue víctima de violencia sexual desde niña. Su tío Adolfo Q la violó en reiteradas ocasiones siendo menor de edad. Con 19 años cumplidos y después de algunos intentos de suicidio, confesó a su madre y padre los abusos padecidos. En septiembre de 2024 acudió a interponer una denuncia a la Fiscalía de Género del Estado de Tabasco donde, como tantas otras víctimas, ha sido revictimizada, criminalizada y pésimamente tratada, en tanto que el violador Adolfo Q, como tantos otros agresores, ha sido cobijado por el manto de la impunidad institucional y protegido por autoridades corruptas y misóginas.

Originaria de Perú, la familia de Camila migró al vecino estado de Chiapas. El hermano de su padre, Adolfo Q, le ofreció hospedaje y costearle la carrera de Medicina en Villahermosa. Este depredador sexual la hostigó de múltiples maneras, socavando la salud emocional y física de Camila, quien, venciendo sus miedos y los inminentes desafíos del proceso penal, procedió en su contra.

Aun cuando todas las pruebas demostraban la culpabilidad del violador Adolfo Q, y sin notificarle a la víctima la realización de la audiencia de formulación de imputación, con la complacencia de la “defensora de oficio” que le proporcionaron en Fiscalía, la jueza decidió liberar al depredador sexual y, encima, argumentar que “Camila se había enamorado de su tío”, dejando a la víctima en absoluta indefensión y en grave estado de vulnerabilidad.

Con sobradas soberbia y discriminación por nacionalidad, el fiscal Florentino López Vázquez le dijo a Camila que ella era peruana y que en la Fiscalía tenían un montón de trabajo con los casos de México, por lo que su asunto no era prioritario.

Gracias a que Camila decidió hacer público su caso, un abogado particular se encargó de tomar su defensa y lograr la vinculación a proceso del violador Adolfo Q pero, de nueva cuenta, el depredador sexual echó mano de sus influencias para evadir la justicia, dado que es un prominente constructor y proveedor del gobierno estatal a través de la empresa “Suministros Médicos María Alessandra” que, por cierto, ha sido incorporada por la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) al listado de distribuidores irregulares de medicamentos.

El depredador sexual Adolfo Q no sólo logró huir a Perú sin que la Fiscalía de Tabasco lo investigara o lo impidiera, sino que además su abogado, Raúl Jiménez Moscoso, justificó la ausencia del imputado con una receta médica que falsamente daba cuenta de una “neuropatía diabética descontrolada y dolor lumbar”. Dicha receta fue expedida por un médico corrupto del Hospital Rovirosa, Freddy González Alejandro. Con la “ayuda” de estos cómplices y con la evidente ineficacia de las autoridades, Adolfo Q se encuentra en Perú.

Desde el Frente Abolicionista de Tabasco manifestamos nuestro repudio al proceder de la Fiscalía y del personal del Poder Judicial del estado que han protegido a Adolfo Q y han violentado a Camila. Lo que ella ha sufrido en manos del violador de su tío, sumado a la ineficacia, la insensibilidad y la corrupción de las autoridades es una suma de violencias y discriminaciones que dan cuenta de la rampante misoginia institucional.

No es sorpresivo en este Tabasco feminicida que a los criminales se les victimice y a las víctimas se les criminalice. El caso de Camila ilustra con absoluta claridad la violencia institucional perpetrada en contra de las mujeres que se atreven a denunciar.

Pero Camila no está sola. Aquí estamos las feministas tabasqueñas para acompañarla y hacer que su voz se escuche. Porque la digna rabia puede más que nuestro temor a resultar dañadas de cualquier forma. Porque nos han quitado tanto que nos han quitado el miedo.

¡Exigimos justicia pronta y expedita! Porque todas somos Camila.

Gudelia Delgado Meza

Camila fue víctima de violencia sexual desde niña. Su tío Adolfo Q la violó en reiteradas ocasiones siendo menor de edad. Con 19 años cumplidos y después de algunos intentos de suicidio, confesó a su madre y padre los abusos padecidos. En septiembre de 2024 acudió a interponer una denuncia a la Fiscalía de Género del Estado de Tabasco donde, como tantas otras víctimas, ha sido revictimizada, criminalizada y pésimamente tratada, en tanto que el violador Adolfo Q, como tantos otros agresores, ha sido cobijado por el manto de la impunidad institucional y protegido por autoridades corruptas y misóginas.

Originaria de Perú, la familia de Camila migró al vecino estado de Chiapas. El hermano de su padre, Adolfo Q, le ofreció hospedaje y costearle la carrera de Medicina en Villahermosa. Este depredador sexual la hostigó de múltiples maneras, socavando la salud emocional y física de Camila, quien, venciendo sus miedos y los inminentes desafíos del proceso penal, procedió en su contra.

Aun cuando todas las pruebas demostraban la culpabilidad del violador Adolfo Q, y sin notificarle a la víctima la realización de la audiencia de formulación de imputación, con la complacencia de la “defensora de oficio” que le proporcionaron en Fiscalía, la jueza decidió liberar al depredador sexual y, encima, argumentar que “Camila se había enamorado de su tío”, dejando a la víctima en absoluta indefensión y en grave estado de vulnerabilidad.

Con sobradas soberbia y discriminación por nacionalidad, el fiscal Florentino López Vázquez le dijo a Camila que ella era peruana y que en la Fiscalía tenían un montón de trabajo con los casos de México, por lo que su asunto no era prioritario.

Gracias a que Camila decidió hacer público su caso, un abogado particular se encargó de tomar su defensa y lograr la vinculación a proceso del violador Adolfo Q pero, de nueva cuenta, el depredador sexual echó mano de sus influencias para evadir la justicia, dado que es un prominente constructor y proveedor del gobierno estatal a través de la empresa “Suministros Médicos María Alessandra” que, por cierto, ha sido incorporada por la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) al listado de distribuidores irregulares de medicamentos.

El depredador sexual Adolfo Q no sólo logró huir a Perú sin que la Fiscalía de Tabasco lo investigara o lo impidiera, sino que además su abogado, Raúl Jiménez Moscoso, justificó la ausencia del imputado con una receta médica que falsamente daba cuenta de una “neuropatía diabética descontrolada y dolor lumbar”. Dicha receta fue expedida por un médico corrupto del Hospital Rovirosa, Freddy González Alejandro. Con la “ayuda” de estos cómplices y con la evidente ineficacia de las autoridades, Adolfo Q se encuentra en Perú.

Desde el Frente Abolicionista de Tabasco manifestamos nuestro repudio al proceder de la Fiscalía y del personal del Poder Judicial del estado que han protegido a Adolfo Q y han violentado a Camila. Lo que ella ha sufrido en manos del violador de su tío, sumado a la ineficacia, la insensibilidad y la corrupción de las autoridades es una suma de violencias y discriminaciones que dan cuenta de la rampante misoginia institucional.

No es sorpresivo en este Tabasco feminicida que a los criminales se les victimice y a las víctimas se les criminalice. El caso de Camila ilustra con absoluta claridad la violencia institucional perpetrada en contra de las mujeres que se atreven a denunciar.

Pero Camila no está sola. Aquí estamos las feministas tabasqueñas para acompañarla y hacer que su voz se escuche. Porque la digna rabia puede más que nuestro temor a resultar dañadas de cualquier forma. Porque nos han quitado tanto que nos han quitado el miedo.

¡Exigimos justicia pronta y expedita! Porque todas somos Camila.