/ miércoles 4 de septiembre de 2024

Carta Abierta / El factor AMLO en la muerte del PRD

El PRD en Tabasco vive su capítulo final, un epílogo inevitable que comenzó con la pérdida de su registro a nivel nacional tras las elecciones del 2 de junio.

Si bien el partido en Tabasco logró evitar una desaparición inmediata al obtener cerca del 7% de los votos en la elección a gobernador, fue una victoria pírrica, pues el futuro del partido está marcado.

Juan Manuel Fócil, quien se encuentra al frente de lo que queda del Sol Azteca en suelo tabasqueño, ahora tiene la titánica tarea de reinventar desde cero una organización política que ha perdido su relevancia.

La ley obliga a crear un nuevo partido, con nuevo nombre, siglas, logotipo y plataforma política. Sin embargo, este intento parece condenado al fracaso desde el inicio, con un PRD que, a nivel nacional, ya no existe.

En 2012, bajo la bandera negriamarilla, Arturo Núñez Jiménez ganó por vez primera la gubernatura de Tabasco. Pero la historia del partido de izquierda se tiñó rápidamente de tragedia cuando Núñez, en lugar de consolidar al PRD, optó por una suerte de autotraición.

Al no apoyar a Gerardo Gaudiano en las elecciones de 2018, dejó el camino libre para que Morena arrebatara el poder en la región.

Fócil y su socio político Javier Cabrera enfrentan una realidad sombría.

Los pocos militantes que aún se identifican con el PRD parecen estar destinados a un éxodo inevitable hacia Morena.

A esta situación se suma la inminente deserción de tres de los cuatro diputados plurinominales del PRD hacia el partido guinda, lo que prácticamente desmantela cualquier poder político que el Sol Azteca pudiera haber mantenido en la Cámara de Diputados local.

Incluso se rumorea que en un último intento por mantener algo de relevancia, Fócil podría estar planeando llevarse a los últimos militantes fieles del PRD a las siglas del PRI, uniéndose a una estructura que, aunque debilitada, aún mantiene su registro local.

La desaparición del PRD no puede entenderse sin considerar el factor López Obrador.

Irónicamente, el mismo hombre que alguna vez fue su cara visible y más poderosa, es ahora testigo de su extinción.

López Obrador, quien utilizó la plataforma del PRD para ascender al poder y convertirse en Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y ser dos veces candidato presidencial, terminó rompiendo con el partido tras el famoso Pacto por México que los ‘Chuchos’ respaldaron en 2012.

El PRD sirvió como un vehículo para las aspiraciones políticas de AMLO, pero luego se distanció de la formación, dejándola vulnerable a las divisiones internas y a la creciente fuerza de Morena, el partido que fundó después de su salida.

La declaración de AMLO, donde reconoce el papel del PRD en evitar la consolidación de un bipartidismo, suena casi como un epitafio para un partido que él mismo ayudó a construir y que, paradójicamente, también contribuyó a destruir al fundar la alternativa que lo llevó a Palacio Nacional.

El PRD en Tabasco vive su capítulo final, un epílogo inevitable que comenzó con la pérdida de su registro a nivel nacional tras las elecciones del 2 de junio.

Si bien el partido en Tabasco logró evitar una desaparición inmediata al obtener cerca del 7% de los votos en la elección a gobernador, fue una victoria pírrica, pues el futuro del partido está marcado.

Juan Manuel Fócil, quien se encuentra al frente de lo que queda del Sol Azteca en suelo tabasqueño, ahora tiene la titánica tarea de reinventar desde cero una organización política que ha perdido su relevancia.

La ley obliga a crear un nuevo partido, con nuevo nombre, siglas, logotipo y plataforma política. Sin embargo, este intento parece condenado al fracaso desde el inicio, con un PRD que, a nivel nacional, ya no existe.

En 2012, bajo la bandera negriamarilla, Arturo Núñez Jiménez ganó por vez primera la gubernatura de Tabasco. Pero la historia del partido de izquierda se tiñó rápidamente de tragedia cuando Núñez, en lugar de consolidar al PRD, optó por una suerte de autotraición.

Al no apoyar a Gerardo Gaudiano en las elecciones de 2018, dejó el camino libre para que Morena arrebatara el poder en la región.

Fócil y su socio político Javier Cabrera enfrentan una realidad sombría.

Los pocos militantes que aún se identifican con el PRD parecen estar destinados a un éxodo inevitable hacia Morena.

A esta situación se suma la inminente deserción de tres de los cuatro diputados plurinominales del PRD hacia el partido guinda, lo que prácticamente desmantela cualquier poder político que el Sol Azteca pudiera haber mantenido en la Cámara de Diputados local.

Incluso se rumorea que en un último intento por mantener algo de relevancia, Fócil podría estar planeando llevarse a los últimos militantes fieles del PRD a las siglas del PRI, uniéndose a una estructura que, aunque debilitada, aún mantiene su registro local.

La desaparición del PRD no puede entenderse sin considerar el factor López Obrador.

Irónicamente, el mismo hombre que alguna vez fue su cara visible y más poderosa, es ahora testigo de su extinción.

López Obrador, quien utilizó la plataforma del PRD para ascender al poder y convertirse en Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y ser dos veces candidato presidencial, terminó rompiendo con el partido tras el famoso Pacto por México que los ‘Chuchos’ respaldaron en 2012.

El PRD sirvió como un vehículo para las aspiraciones políticas de AMLO, pero luego se distanció de la formación, dejándola vulnerable a las divisiones internas y a la creciente fuerza de Morena, el partido que fundó después de su salida.

La declaración de AMLO, donde reconoce el papel del PRD en evitar la consolidación de un bipartidismo, suena casi como un epitafio para un partido que él mismo ayudó a construir y que, paradójicamente, también contribuyó a destruir al fundar la alternativa que lo llevó a Palacio Nacional.