/ lunes 9 de septiembre de 2024

Carta Abierta / Andy 2030, entre el linaje y la continuidad

En política, pocas cosas son producto del azar, y el reciente respaldo público hacia Andrés, "Andy", López Beltrán es un ejemplo de ello.

La propuesta para ser secretario general de Morena ha cobrado fuerza en las últimas semanas.

Ha sido impulsada por el dirigente de Morena en Tabasco, Joaquín Baños Jiménez, y consolidada por las declaraciones del gobernador Carlos Merino Campos y el consejero nacional César Raúl Ojeda Zubieta.

Y es que Andy no es solo "el hijo del presidente".

En el círculo de Morena, Andy representa el próximo eslabón en la cadena de lopezobradorismo.

La mancuerna con Luisa María Alcalde para la presidencia del partido no es casualidad, sino parte de un plan más amplio de continuidad ideológica.

El respaldo tabasqueño no sorprende, pues siempre ha sido un bastión clave para López Obrador.

Tanto Merino como Ojeda destacan la capacidad de Andy, su cercanía con la ideología y visión que ha impulsado su padre desde la década de los 90.

Es una narrativa que conecta el pasado, el presente y el futuro del partido y del país en general.

Sin embargo, esta propuesta de sucesión en Morena genera opiniones encontradas.

Para muchos, es una estrategia natural para mantener la cohesión interna del partido y garantizar que la “Cuarta Transformación” siga avanzando con fuerza.

Para otros, plantea interrogantes sobre la consolidación de un linaje político que podría acercar a México a dinámicas nada tradicionales de poder: los hijos sucediendo a los padres en la Presidencia.

Es innegable que Andy no es un improvisado.

Su trayectoria dentro de Morena, aunque más discreta, ha sido sólida y fiel a los principios de su padre.

En este contexto, la inclusión de Luisa María Alcalde en la fórmula no es menos importante.

Alcalde es una figura joven, carismática, con experiencia en la administración pública.

Su posible llegada a la presidencia del partido también enviaría un mensaje claro de apertura generacional, aunque siempre bajo el ala protectora del lopezobradorismo.

El 22 de septiembre será una fecha crucial.

Ese día, los congresistas de Morena se reunirán para definir el futuro de su dirigencia nacional.

Todo parece apuntar a que la fórmula Andy-Alcalde será la elegida.

El respaldo de actores preponderantes como Carlos Merino y Raúl Ojeda ya han dado un peso específico a la candidatura de López Beltrán.

Esta movida puede verse como un preludio: que Andy López Beltrán llegue a la presidencia de México tras el mandato de Claudia Sheinbaum.

Si este escenario se cumple, Morena habrá tejido una continuidad que abarca más allá de una generación.

Una suerte de "paréntesis Sheinbaum", en el que el proyecto transformador iniciado por AMLO encontrará, en su propio hijo, el heredero

En política, pocas cosas son producto del azar, y el reciente respaldo público hacia Andrés, "Andy", López Beltrán es un ejemplo de ello.

La propuesta para ser secretario general de Morena ha cobrado fuerza en las últimas semanas.

Ha sido impulsada por el dirigente de Morena en Tabasco, Joaquín Baños Jiménez, y consolidada por las declaraciones del gobernador Carlos Merino Campos y el consejero nacional César Raúl Ojeda Zubieta.

Y es que Andy no es solo "el hijo del presidente".

En el círculo de Morena, Andy representa el próximo eslabón en la cadena de lopezobradorismo.

La mancuerna con Luisa María Alcalde para la presidencia del partido no es casualidad, sino parte de un plan más amplio de continuidad ideológica.

El respaldo tabasqueño no sorprende, pues siempre ha sido un bastión clave para López Obrador.

Tanto Merino como Ojeda destacan la capacidad de Andy, su cercanía con la ideología y visión que ha impulsado su padre desde la década de los 90.

Es una narrativa que conecta el pasado, el presente y el futuro del partido y del país en general.

Sin embargo, esta propuesta de sucesión en Morena genera opiniones encontradas.

Para muchos, es una estrategia natural para mantener la cohesión interna del partido y garantizar que la “Cuarta Transformación” siga avanzando con fuerza.

Para otros, plantea interrogantes sobre la consolidación de un linaje político que podría acercar a México a dinámicas nada tradicionales de poder: los hijos sucediendo a los padres en la Presidencia.

Es innegable que Andy no es un improvisado.

Su trayectoria dentro de Morena, aunque más discreta, ha sido sólida y fiel a los principios de su padre.

En este contexto, la inclusión de Luisa María Alcalde en la fórmula no es menos importante.

Alcalde es una figura joven, carismática, con experiencia en la administración pública.

Su posible llegada a la presidencia del partido también enviaría un mensaje claro de apertura generacional, aunque siempre bajo el ala protectora del lopezobradorismo.

El 22 de septiembre será una fecha crucial.

Ese día, los congresistas de Morena se reunirán para definir el futuro de su dirigencia nacional.

Todo parece apuntar a que la fórmula Andy-Alcalde será la elegida.

El respaldo de actores preponderantes como Carlos Merino y Raúl Ojeda ya han dado un peso específico a la candidatura de López Beltrán.

Esta movida puede verse como un preludio: que Andy López Beltrán llegue a la presidencia de México tras el mandato de Claudia Sheinbaum.

Si este escenario se cumple, Morena habrá tejido una continuidad que abarca más allá de una generación.

Una suerte de "paréntesis Sheinbaum", en el que el proyecto transformador iniciado por AMLO encontrará, en su propio hijo, el heredero