El 40% de la población mundial vive en cuencas hidrográficas bajo estrés hídrico, que significa que la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.
El déficit y crisis hídrica es una problemática ambiental grave, la demanda del agua se incrementará en un 55% para el 2050, amenazando a sistemas biológicos y ecosistemas del planeta. La sobreexplotación y contaminación de acuíferos a nivel mundial plantea retos importantes a la seguridad alimentaria, a ecosistemas y al suministro de agua potable. Para el 2050 se espera que 240 millones de personas sigan sin acceso al agua potable y 1400 millones sin acceso al saneamiento.
En México, la infraestructura hidráulica está envejeciendo, la tecnología es obsoleta y los organismos operadores del agua no están equipados para atender la creciente demanda, los desafíos ambientales y los desastres ocasionados por el agua. En el país se requiere una inversión de 6,7 billones de dólares tan solo hasta el año 2050, para renovar y modernizar la infraestructura de suministro de agua y saneamiento.
El Valle de México representa el mayor reto de la gestión del agua y servicios hídricos en el país, al ser la zona con mayor densidad poblacional. El sureste mexicano cuenta con el 69 por ciento de la disponibilidad natural media de este recurso, pero solo habita el 23 por ciento de la población y aporta el 13 por ciento del PIB. En Tabasco tenemos la primera red de recursos hídricos, la más extensa de toda la República, pues fluyen los caudales de los dos ríos más grandes del país, el Usumacinta y Grijalva, y ambos desembocan en el Golfo de México de manera conjunta.
No obstante que, el agua que corre por los ríos Usumacinta y Grijalva -incluyendo sus corrientes secundarias-, representa aproximadamente el 30% de todas las corrientes del país, en Tabasco de una población total de 2 millones 293 mil 867 habitantes, 394 mil 289 (17.4%) carece de agua potable y 98 mil 386 habitantes (4.3%) carecen de alcantarillado.
Si bien, hay un 82.6% de cobertura en la entidad, consumimos 13,097 m3 de agua por habitante al año, muy por encima del promedio nacional que es de 4,312 m3 por habitante anual. El costo promedio por m3 es de 8 pesos y pagamos 1.20 pesos y según datos oficiales hay un 25% de usuarios morosos que no pagan por el servicio de agua potable.
Por si fuese poco, no se respetan las normas de control en el manejo de residuos peligrosos que se vierten a lagunas y ríos de Tabasco, convirtiéndolos en drenajes de aguas negras e industriales, lo que supone grandes riesgos para la salud. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de los aproximadamente 400 millones de metros cúbicos de agua residuales que anualmente se generan en la entidad, alrededor de 150 millones van a parar directamente a los cuerpos de agua sin ningún tipo de tratamiento.
De acuerdo al inventario nacional de plantas de tratamiento de aguas residuales y potabilizadoras de estados y municipios, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en Tabasco existen 70 infraestructuras de ese tipo con una capacidad de 2 millones 77 mil litros por segundo, aunque solo trata un millón 613 mil litros por segundo.
Además, las características geográficas de Tabasco, lo hacen un estado altamente vulnerable a los efectos adversos del cambio climático. La estacionalidad de las lluvias es cada vez más notoria, periodos largos de baja precipitación y periodos de lluvias torrenciales en periodos cortos. Ríos azolvados que en corto periodo se desbordan y tardan muchos días en retomar su cauce, manteniendo tierras inundadas. Hay que conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales naturales como el agua.
En Tabasco se requiere una nueva cultura del uso y cuidado del agua. Este vital líquido es detonante del desarrollo, los gobiernos, los ciudadanos y los sectores económicos deben concientizarse y compartir la responsabilidad de su cuidado y consumo, o estaremos en la antesala de severos desequilibrios en el acceso al vital líquido en la entidad.
Recordemos que los ayuntamientos son responsables del agua potable y saneamiento. Hay que tomar medidas para garantizar el derecho al agua, su preservación, restauración y viabilidad de su ciclo. Hay que renovar la infraestructura hidráulica, trabajar en la captación y uso de aguas pluviales, y en el saneamiento de aguas residuales o afrontaremos en pocos años su escasez.
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