/ miércoles 14 de agosto de 2024

Artilugios / QUIERO TENER UN CUADRO TUYO, entrevista con Perla Estrada. (*)

La iconografía visual que manejo

es un tanto de lo teatral, de lo mágico

de lo que vuela, de lo del circo,

los sueños y de alguna virtud por allí perdida,

que trato de reencontrar para no olvidar nunca

de donde vengo, dando como resultado personajes realistas,

con detalles mágicos, con exageraciones que hablan abiertamente

de ellos mismos, sin culpas, sin mitos y sin lugares comunes.

Perla estrada

¿QUIÉN ES PERLA ESTRADA?

Nació en Cárdenas, Tabasco, México, un 10 de septiembre. Su primer maestro fue el pintor Jorge del Moral cuando comenzó sus estudios de artes plásticas en 1985, y su primera exposición individual la realizó en 1989 en la Galería de Arte Tabasco.

Desde entonces cuenta con numerosas exposiciones individuales y colectivas que rebasan la centena. Ha recibido reconocimientos como el primer lugar en la Bienal Sureste de Artes Plásticas cuyo jurado lo integraron Luis Nichizawa, Alberto Beltrán y Arturo García Bustos; el Premio Reconocimiento a Trayectoria por el Ayuntamiento de Cárdenas, y reconocimientos por la Universidad Popular de la Chontalpa; diploma por la Universidad de California, medalla por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Es de destacar la medalla del rey Enrique IV, por obra y trayectoria concedida en la ciudad de Pau, Francia, el año 2011.

Si algo llama inmediatamente la atención de la obra de Perla Estrada son sus personajes. Todos vuelan. Caminan con los pies en el aire. Avanzan tras puertas entreabiertas, en penumbras luminosas. La primera en reconocer que su obra es apasionante es ella misma. La narrativa de su expresión pictórica es adelantada, veraz. Mantiene diálogos en laterales, en prismas, en forja siempre de su adelantada perspectiva. Sus personajes se trasladaron a los objetos. Sí. Perla acomoda lo que le acomoda en objetos que va transformando con esa paciencia que la caracteriza en obras de arte. Que extraño es ver de repente, una silla convertida en asiento de hadas. O un anaquel vuelto ropero de fantasmas. Una cómoda que antes guardara los instantes de un porvenir luminoso, siendo la estancia total de un mundo que se desentume para revivir en los colores, las formas, los ideales de esta interesante pintora que excede el calificativo de artista para encontrar el más sinuoso de creadora.

INICIOS DE UNA VOCACIÓN

¿Cuándo te das cuenta de que había una pintora en ti?

Al principio, como a los doce o trece años, no me decidía por ser bailarina o pintora. Eran cosas a las que no te atrevías en ese momento, por joven o no sé por qué. Entré, después de venir a Tabasco e instalarme con mi familia, al taller de pintura del maestro Jorge del Moral. Ahí conocí a otras pintoras, otras artistas y estudiantes. Jorge siempre dijo que quería tener dos alumnos como nosotros, Edén García y yo, pero lo decía más sobre mí. Con Edén tenía ciertos roces. Sobre todo como yo. Pasé una temporada muy aburrida con los dibujos de academia, el jarroncito, el bodegón, las florecitas. Los hice porque no me quedaba de otra. Los hice porque debía tener una disciplina. Pero quería inventar, crear mis propios mundos inventaba pocas cosas porque no sabía dibujar. Aquí en Tabasco, no había clases de dibujo con modelo, y de desnudo menos, creo que ni ahora. No las había no porque no hubiera modelos, sino porque las señoras que asistían a esas clases, las consideraban pecado. Como pude, dibujé, comenzando la invención de unos personajes extraños, les ponía flores en vez de manos porque las manos me costaban mucho trabajo. Los pies, la cara. Todo me era difícil, pero comencé a hacer algunas trampas, que me salieron muy bien, la verdad. El resultado era bueno. No lo máximo quizá, pero se dejaban ver. Al maestro Jorge del Moral le comenzó a gustar mi trabajo, decía que yo era creadora, más que estudiante ya. Es más, comenzó a decir que tenía un estilo, lo que no es fácil para alguien que comienza. Hablo de cualquier profesión. Hay colegas, lo veo en muchas partes del mundo, que nunca encuentran su estilo. Andan siempre a la búsqueda, campeando entre uno y otro. No sabía bien a bien, qué era el estilo. Poco a poco fui aprendiendo más cosas de las que mi maestro hablaba.

SUPERAR AL MAESTRO

¿Más de lo que enseñaba?

No, más de lo que él hablaba. Cambié la técnica, experimenté, agregué mis sueños y ahí está. Una vez alguien llegó al taller y dijo algo sobre la acuarela. Jorge no enseñaba acuarela. Pero nos dijo lo básico. Llegué a mi casa. Comencé haciendo tintas con plumilla. Pero después de la clase de acuarela, fui a mi casa. Dibujé una acuarela, preparé el papel, los colores. Cuando lo logré, así con una sola clase, me dije que eso era el camino que andaba buscando. Creé mi propia técnica de acuarela. La espesé, motivé las ideas con la función de la acuarela. Hay más espacios con la acuarela espesa, la que parece gouache.

EL GOUACHE, una técnica adquirida casi sin saber

El gouache (aguada, aunque el galicismo gouache puede derivar del italianismo guazzo), es una acuarela opaca. Es distinto de la pintura transparente sobre papeles brillantes, pues se puede pintar con gouache y aplicando campos lisos, con líneas precisas, pero normalmente se utiliza para producir un efecto de pinceladas con un flujo espontáneo. Un gouache bien pintado no debe tener gruesos empastes ni capas muy espesas de pintura, sin embargo produce el efecto de ser más espeso de lo que en realidad es. Su luminosidad no depende de la base, si es blanca o no, sino que su brillo está en la misma pintura. Debido a su opacidad, los colores claros pueden pintarse sobre los oscuros sin que estos aparezcan a través de los claros. Además, puede rebajarse en agua, dándole una transparencia parecida a la de la acuarela. Al igual que la acuarela, su medio (O agente aglutinante) es la goma arábiga, aunque muchos gouaches modernos contienen plástico. El medio está ampliado con pigmento blanco, que hace opaca la pintura. Esto significa eliminar algunas de las limitaciones impuestas por la acuarela transparente: es posible aplicar pintura clara sobre oscura, y construir un cuadro con colores más sólidos. La pintura con gouache tiene menos luminosidad que la acuarela pura, pero es muy apropiada para pintar temas que requieran mucha elaboración, ya que el artista puede trabajar "a partir de los oscuros" (Aplicando los colores más oscuros y después añadiendo los detalles más claros), un proceso que no sale bien con las acuarelas.

DEJAD A PERLA

Perla continúa detallando sus inicios en el taller José Clemente Orozco de Jorge del Moral.

Jorge me decía que no importaba la técnica. Alguien se quejaba de que así no era la acuarela. Jorge siempre les dijo “Dejad a Perla”. Él siempre supo que yo buscaba una técnica. Y no importaba el camino, el resultado era bueno. Cada artista crea su propia técnica con el auxilio de todas las técnicas. El que hace óleo acude a la técnica, pero le da su toque personal, poniéndole más o menos aguarrás, y así yo. Le pone más o menos linaza.

Dando un salto, después te lanzaste a producir y has hecho mil obras al día.

No, no produzco tanto. Soy muy exigente. Lo que pasa es que tengo espacios de tiempo que, aunque no esté pintando estoy trabajando en una colección o una serie de cuadros. Imagino, planeo, hago bocetos, preparo mi nueva afición, el arte con objetos. Voy a muchos bazares, veo y adquiero objetos, muchos objetos, en ellos está la vida de las cosas. Las cosas que guardan un hálito de vida. Convoco muchas de ellas para hacer mis piezas de arte-objeto. Son cosas a las que les tienes que dedicar tiempo pues si no, no las puedes hacer. Colecciono toda clase de cosas para realizar obras. Siempre que tengan que ver con mi iconografía, no adquiero cosas que no tengan que ver conmigo.

El éxito es como un tren que pasa todos los días, si no te subes se subirá otro.

(*) Este es un fragmento de la entrevista que realicé a la pintora Perla Estrada. Ella es una reconocida artista plástica que recorre las estaciones más aparatosas, modernas, feraces, feroces, veraces, voraces del entorno mexicano. Espero agrade al lector que pasa sus asombrados ojos por estas líneas.

La iconografía visual que manejo

es un tanto de lo teatral, de lo mágico

de lo que vuela, de lo del circo,

los sueños y de alguna virtud por allí perdida,

que trato de reencontrar para no olvidar nunca

de donde vengo, dando como resultado personajes realistas,

con detalles mágicos, con exageraciones que hablan abiertamente

de ellos mismos, sin culpas, sin mitos y sin lugares comunes.

Perla estrada

¿QUIÉN ES PERLA ESTRADA?

Nació en Cárdenas, Tabasco, México, un 10 de septiembre. Su primer maestro fue el pintor Jorge del Moral cuando comenzó sus estudios de artes plásticas en 1985, y su primera exposición individual la realizó en 1989 en la Galería de Arte Tabasco.

Desde entonces cuenta con numerosas exposiciones individuales y colectivas que rebasan la centena. Ha recibido reconocimientos como el primer lugar en la Bienal Sureste de Artes Plásticas cuyo jurado lo integraron Luis Nichizawa, Alberto Beltrán y Arturo García Bustos; el Premio Reconocimiento a Trayectoria por el Ayuntamiento de Cárdenas, y reconocimientos por la Universidad Popular de la Chontalpa; diploma por la Universidad de California, medalla por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Es de destacar la medalla del rey Enrique IV, por obra y trayectoria concedida en la ciudad de Pau, Francia, el año 2011.

Si algo llama inmediatamente la atención de la obra de Perla Estrada son sus personajes. Todos vuelan. Caminan con los pies en el aire. Avanzan tras puertas entreabiertas, en penumbras luminosas. La primera en reconocer que su obra es apasionante es ella misma. La narrativa de su expresión pictórica es adelantada, veraz. Mantiene diálogos en laterales, en prismas, en forja siempre de su adelantada perspectiva. Sus personajes se trasladaron a los objetos. Sí. Perla acomoda lo que le acomoda en objetos que va transformando con esa paciencia que la caracteriza en obras de arte. Que extraño es ver de repente, una silla convertida en asiento de hadas. O un anaquel vuelto ropero de fantasmas. Una cómoda que antes guardara los instantes de un porvenir luminoso, siendo la estancia total de un mundo que se desentume para revivir en los colores, las formas, los ideales de esta interesante pintora que excede el calificativo de artista para encontrar el más sinuoso de creadora.

INICIOS DE UNA VOCACIÓN

¿Cuándo te das cuenta de que había una pintora en ti?

Al principio, como a los doce o trece años, no me decidía por ser bailarina o pintora. Eran cosas a las que no te atrevías en ese momento, por joven o no sé por qué. Entré, después de venir a Tabasco e instalarme con mi familia, al taller de pintura del maestro Jorge del Moral. Ahí conocí a otras pintoras, otras artistas y estudiantes. Jorge siempre dijo que quería tener dos alumnos como nosotros, Edén García y yo, pero lo decía más sobre mí. Con Edén tenía ciertos roces. Sobre todo como yo. Pasé una temporada muy aburrida con los dibujos de academia, el jarroncito, el bodegón, las florecitas. Los hice porque no me quedaba de otra. Los hice porque debía tener una disciplina. Pero quería inventar, crear mis propios mundos inventaba pocas cosas porque no sabía dibujar. Aquí en Tabasco, no había clases de dibujo con modelo, y de desnudo menos, creo que ni ahora. No las había no porque no hubiera modelos, sino porque las señoras que asistían a esas clases, las consideraban pecado. Como pude, dibujé, comenzando la invención de unos personajes extraños, les ponía flores en vez de manos porque las manos me costaban mucho trabajo. Los pies, la cara. Todo me era difícil, pero comencé a hacer algunas trampas, que me salieron muy bien, la verdad. El resultado era bueno. No lo máximo quizá, pero se dejaban ver. Al maestro Jorge del Moral le comenzó a gustar mi trabajo, decía que yo era creadora, más que estudiante ya. Es más, comenzó a decir que tenía un estilo, lo que no es fácil para alguien que comienza. Hablo de cualquier profesión. Hay colegas, lo veo en muchas partes del mundo, que nunca encuentran su estilo. Andan siempre a la búsqueda, campeando entre uno y otro. No sabía bien a bien, qué era el estilo. Poco a poco fui aprendiendo más cosas de las que mi maestro hablaba.

SUPERAR AL MAESTRO

¿Más de lo que enseñaba?

No, más de lo que él hablaba. Cambié la técnica, experimenté, agregué mis sueños y ahí está. Una vez alguien llegó al taller y dijo algo sobre la acuarela. Jorge no enseñaba acuarela. Pero nos dijo lo básico. Llegué a mi casa. Comencé haciendo tintas con plumilla. Pero después de la clase de acuarela, fui a mi casa. Dibujé una acuarela, preparé el papel, los colores. Cuando lo logré, así con una sola clase, me dije que eso era el camino que andaba buscando. Creé mi propia técnica de acuarela. La espesé, motivé las ideas con la función de la acuarela. Hay más espacios con la acuarela espesa, la que parece gouache.

EL GOUACHE, una técnica adquirida casi sin saber

El gouache (aguada, aunque el galicismo gouache puede derivar del italianismo guazzo), es una acuarela opaca. Es distinto de la pintura transparente sobre papeles brillantes, pues se puede pintar con gouache y aplicando campos lisos, con líneas precisas, pero normalmente se utiliza para producir un efecto de pinceladas con un flujo espontáneo. Un gouache bien pintado no debe tener gruesos empastes ni capas muy espesas de pintura, sin embargo produce el efecto de ser más espeso de lo que en realidad es. Su luminosidad no depende de la base, si es blanca o no, sino que su brillo está en la misma pintura. Debido a su opacidad, los colores claros pueden pintarse sobre los oscuros sin que estos aparezcan a través de los claros. Además, puede rebajarse en agua, dándole una transparencia parecida a la de la acuarela. Al igual que la acuarela, su medio (O agente aglutinante) es la goma arábiga, aunque muchos gouaches modernos contienen plástico. El medio está ampliado con pigmento blanco, que hace opaca la pintura. Esto significa eliminar algunas de las limitaciones impuestas por la acuarela transparente: es posible aplicar pintura clara sobre oscura, y construir un cuadro con colores más sólidos. La pintura con gouache tiene menos luminosidad que la acuarela pura, pero es muy apropiada para pintar temas que requieran mucha elaboración, ya que el artista puede trabajar "a partir de los oscuros" (Aplicando los colores más oscuros y después añadiendo los detalles más claros), un proceso que no sale bien con las acuarelas.

DEJAD A PERLA

Perla continúa detallando sus inicios en el taller José Clemente Orozco de Jorge del Moral.

Jorge me decía que no importaba la técnica. Alguien se quejaba de que así no era la acuarela. Jorge siempre les dijo “Dejad a Perla”. Él siempre supo que yo buscaba una técnica. Y no importaba el camino, el resultado era bueno. Cada artista crea su propia técnica con el auxilio de todas las técnicas. El que hace óleo acude a la técnica, pero le da su toque personal, poniéndole más o menos aguarrás, y así yo. Le pone más o menos linaza.

Dando un salto, después te lanzaste a producir y has hecho mil obras al día.

No, no produzco tanto. Soy muy exigente. Lo que pasa es que tengo espacios de tiempo que, aunque no esté pintando estoy trabajando en una colección o una serie de cuadros. Imagino, planeo, hago bocetos, preparo mi nueva afición, el arte con objetos. Voy a muchos bazares, veo y adquiero objetos, muchos objetos, en ellos está la vida de las cosas. Las cosas que guardan un hálito de vida. Convoco muchas de ellas para hacer mis piezas de arte-objeto. Son cosas a las que les tienes que dedicar tiempo pues si no, no las puedes hacer. Colecciono toda clase de cosas para realizar obras. Siempre que tengan que ver con mi iconografía, no adquiero cosas que no tengan que ver conmigo.

El éxito es como un tren que pasa todos los días, si no te subes se subirá otro.

(*) Este es un fragmento de la entrevista que realicé a la pintora Perla Estrada. Ella es una reconocida artista plástica que recorre las estaciones más aparatosas, modernas, feraces, feroces, veraces, voraces del entorno mexicano. Espero agrade al lector que pasa sus asombrados ojos por estas líneas.