/ viernes 13 de septiembre de 2024

Artilugio / EL ÚLTIMO ARTILUGIO.

En algún momento llamé a mi amigo Ángel Vega y le dije si me permitiría realizar una serie de artículos sobre temas de Fomento a la lectura porque la instancia se había olvidado de dicho rubro. Generosamente me dio el espacio y comenzamos con los Artilugios, palabra que dice a la letra, según su significado de la RAE.

Ardid o maña, especialmente cuando forma parte de algún plan para alcanzar un fin.

En este caso, involucrar al lector en el oficio de leer más. De nutrirse de la savia virtuosa del libro y tener uno siempre a disposición para una realísima forja de la lectura y su comprensión.

Reseñé, entre libros y películas, creo que más de 200. Si alguien se toma la voluntad de contarlas, será un buen dato.

Me divertí mucho escribiéndolos. No comprendo a los colegas que dicen que sufren la creación. Su creación. Yo gozo cuando escribo porque me parece un acto lúdico, memorioso, útil, incomparable a cualquier otra actividad del hombre, como no sea el sexo, por supuesto.

Pues hice muchos, muchos Artilugios y los di a la cortesía de los lectores. Muchos apreciaron el esfuerzo. Otros me dijeron que era muy noble Ángel en recibirme en El Heraldo de Tabasco. No entendí, comentaba yo.

El caso es que todos los comienzos tienen un fin. Todo ciclo un cierre. Toda canción termina. Así es la cosa.

Hoy le dejo al lector el último Artilugio. Espero me extrañe, ¿porqué no? y que alguna vez recuerde alguno de los textos, composiciones musicales, películas que abordé durante los años que estuvimos presentes en las páginas de El Heraldo de Tabasco.

He escrito, a las pruebas me remito, en muchos otros espacios de nuestro estado. Lo hice porque me lo pidieron, porque quise y porque en alguna rara ocasión me pagaron.

El caso es que aplaudo, siempre, que un diario local dedique un momento a la creación, a la ficción, a la lectura. Por eso mi agradecimiento además a Mary Carmen Barrientos que con toda paciencia leyó, corrigió y acomodó los textos que, lo admito, estaban cojos.

A Adrián Bonola por despertar mi letargo y darnos las estadísticas pertinentes para motivar nuestra pasión autoral. Lo logró, creo.

A Ángel Vega, ya lo dije, por aceptar nuestras palabras y por aceptar que son un cúmulo de artilugios con buena intención.

Y a todos y cada uno de los lectores que se dieron a la tarea de leerme, de opinar, de darme una crítica constructiva (jejeje decía doña María Bretón, mi abuela, no existe la crítica constructiva) o no, de festejar la columna o de amolarla de acabar… ¿O era al revés?

Gracias a todos los que me leyeron y siguen la trayectoria, esa que nos deja seguir creando, viviendo, leyendo.

Gracias a los autores leídos y a los caídos en el cumplimiento del deber. A los poetas que significaron buenos o malos versos.

A tantos otros cineastas que se dieron al punto de acomodar las imágenes para hacernos gozar de eso que adoramos llamándolo cine.

En fin. La lista ya se está volviendo muy larga. Ni hablar.

Espero vernos por otros medios pronto, ya sea radio, diarios, revistas o libros.

Un abrazo y aquí cerramos el Artilugio, y que sea para bien.